Resumen
El presidente de Colombia, Gustavo Petro Urrego, enfrenta resentimiento en las fuerzas militares por su trato hacia sus altos miembros. Además, los empresarios de salud prevén una crisis financiera por las políticas de Petro. Se esperan cambios en su gabinete ministerial.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Mientras el presidente de la república, Gustavo Petro Urrego, habla de la ‘paz total’ como una política de reconciliación nacional, en las filas de la reserva activa del Ejército, la Policía, la Fuerza Aérea y la Armada Nacional existe odio y resentimiento por el tratamiento dado a los altos miembros de estas instituciones, que fueron llamados a calificar servicios desde el primer día de la posesión, con el mayor desprecio y desconocimiento del esfuerzo y sacrificio que realizaron por garantizar las libertades públicas.
Nunca en la historia de Colombia los altos mandos militares y de policía habían sido sometidos a las humillaciones del primer magistrado de la nación, que le debe al país y a los partidos históricos el perdón otorgado, mediante el indulto generoso a las guerrillas del Movimiento Diecinueve de Abril, lo que ha significado para ellos, su reincorporación a la vida civil. Capaz de compararse con ‘Napoleón Bonaparte’, el presidente Petro sigue humillando a quienes lo combatieron cuando se encontraba en la clandestinidad.
Por el odio visceral al exprocurador general de la Nación, Alejandro Ordóñez Maldonado, que reside en los Estados Unidos, donde murió recientemente su señora esposa, muchos líderes de la nación han tenido que quedarse en otros lugares del planeta, para cuidarse de sus malquerientes, que ahora son ministros y jefes de institutos descentralizados, del llamado ‘Pacto Histórico’, exguerrilleros que recibieron el beneficio de la amnistía en los gobiernos de Belisario Betancur y Virgilio Barco Vargas. Petro se olvidó de quienes le salvaron varias veces la vida y ahora los mira con desprecio, porque la gratitud ha desaparecido en el fondo de su corazón y se siente como el rey del mundo y como emperador de esta nación que sufre los horrores de sus equivocaciones.
Por la misma razón y motivos, los empresarios de las entidades que manejan los programas de salud del pueblo colombiano, en clínicas y hospitales privados del país, se han quedado callados observando la catástrofe que se avecina para las entidades prestadoras de servicios de salud, donde la administración de Gustavo Petro y de su consueta, el ministro de salud Guillermo Alfonso Jaramillo, están provocando el colapso financiero de estas entidades que dejaron de recibir los rembolsos del valor de sus servicios, para aniquilarlos con una monstruosa ley de la república que hace tránsito por el Senado, para darle el golpe mortal al sistema que durante muchos años ha garantizado la igualdad en la prestación de los servicios de salud en Colombia.
Vienen cambios en el gabinete ministerial, porque el presidente Petro se siente tocado por las declaraciones del ministro del interior, Luis Fernando Velasco, que lo ha salvado de tantos errores cometidos a la sombra de la soberbia que lo acompaña desde la fecha de su posesión como primer magistrado de la nación. Habrá cambios en el Ministerio del Deporte, por la pérdida de la sede de los Juegos Panamericanos que debían desarrollarse en Barranquilla y por otras circunstancias que tienen que ver con el nombramiento de agentes diplomáticos.