Gran homenaje a un súper papá militar con vocación de servicio
Resumen
Héctor Trujillo, suboficial del Ejército de Colombia, equilibra su vocación militar con ser un padre dedicado. A pesar de los desafíos que enfrenta su familia, especialmente con su hijo David, Trujillo persevera con amor y resiliencia.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Columna vertebral de una familia que supera barreras
Es padre de dos niños. David, el mayor, es su más grande bendición y un constante aprendizaje que lo motiva a seguir adelante.
Corría el año 2009, y en una finca de Garzón, Huila, un joven de padres campesinos reunía a su familia para contarles que, pese a haber cursado cinco años en el seminario del municipio, y tener la oportunidad de terminar sus estudios en el Vaticano, su llamado de servicio lo sentía en otra institución: el Ejército Nacional.
Así comienza la historia del sargento segundo Héctor Trujillo Guillermo, suboficial orgánico de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, para quien ser padre era un llamado que corría por sus venas desde muy joven. Lo que no imaginó fue que la vida le pondría retos que hoy, lejos de acobardarlo, lo llenan de satisfacción.
Con el respaldo de su padre y las oraciones de su madre, este joven ingresó al Ejército de Colombia como parte del noveno contingente del 2009 y prestó su servicio militar en Florencia, Caquetá. Allí reafirmó su deseo de seguir sirviendo al país e ingresó a la Escuela de Suboficiales en septiembre de 2010. Hoy después de 15 años de servicio a la patria, ha liderado tropas con convicción asumiendo diferentes cargos y cumpliendo diversas misiones, siempre enfocado en un mismo propósito: contribuir a la seguridad nacional.

Vida con resiliencia y amor
Hace 11 años dio otro gran paso en su vida: formar una familia con Jessica Paola, su esposa y madre de sus hijos David de 9 años y Emmanuel de 6, quienes son su orgullo, su fuerza y su razón de lucha diaria, incluso cuando en el camino se presentan adversidades.
David es un niño excepcional, la bendición del hogar. Su diagnóstico dentro del espectro de capacidades diversas lo hace especialmente sensible, amante de lo sencillo y demandante de cuidados constantes: terapias, medicamentos, acompañamiento profesional permanente durante su jornada escolar y todo esto conlleva a tener un elevado costo de vida que esta familia enfrenta con amor, paciencia y una admirable resiliencia.
Durante estos nueve años, Trujillo ha combinado su rol militar con el de padre presente. Detrás del uniforme, se esconde un hombre que ha sabido adaptarse a una crianza distinta, apoyar a su esposa en los momentos difíciles, impulsarla a retomar sus estudios universitarios y compartir una carga emocional que puede ser agotadora, pero que se disuelve cuando sus hijos corren a abrazarlo al llegar a casa. A pesar de los diagnósticos, lucha por ofrecerles una vida feliz y tranquila.
Dios, Familia y Ejército
Para él, ser militar y padre son sus mayores logros. Aunque reconoce que ser padre es lo más desafiante, en sus palabras: “ese rol es para siempre. En la institución todo está escrito, lo que necesita saber lo puede consultar, documentarse, pero como papá, como está hoy en día la situación es muy difícil. Más aún con un hijo con capacidades diversas. No estamos preparados. La crianza de hoy es completamente diferente a la que recibimos nosotros”.
Los días para esta familia, son maratónicos, agotadores y exigentes. Desde muy temprano, Trujillo debe cumplir con su rutina deportiva y volver a casa para ayudar a su esposa con el alistamiento de los niños.
Durante su jornada laboral debe acomodar sus horarios para ir y venir del colegio, fundación, citas médicas y volver al trabajo para compensar el tiempo que le toman esas actividades y gracias al respaldo de sus superiores, el apoyo del Centro de Familia Militar y el Programa de Familias con Hijos con Discapacidad del Ejército Nacional, ha podido equilibrar su rol de militar con su papel como columna de su familia.
Su sueño profesional es poder alcanzar el grado de Sargento Mayor y, al finalizar su carrera militar, vivir en la tranquilidad del campo. Sin embargo, su máximo anhelo es oír a David contar historias con fluidez, porque ya comienza a decir sus primeras palabras y esto lo hace entender que su "condición" no es una "limitación" por eso, lo apoya incondicionalmente para que algún día también pueda servir a la sociedad y convertirse en un gran ser humano.

Consejos de vida de un superhéroe pixelado
Trujillo tiene claro que ser padre va mucho más allá de una responsabilidad económica o social. A sus compañeros les deja un mensaje claro: no abandonen a sus hijos con condiciones diversas. Luchar por ellos y brindarles apoyo real puede marcar una gran diferencia en su desarrollo emocional, social y personal, aunque muchas veces es la misma sociedad la que impone límites. Por ello, el amor y la dedicación de los padres son esenciales para que estos niños puedan alcanzar su máximo potencial.
Dios, la familia y el Ejército, como lo dicta la doctrina militar, son los pilares de su vida. En ese delicado equilibrio entre deber y hogar, Trujillo sostiene su vocación, su honor y su éxito personal.
Por su parte, Jessica Paola Mateus, su esposa, enaltece la labor que día tras día realiza su compañero de vida y como mujer y esposa de militar, envía un mensaje de admiración a esos héroes de traje pixelado que están comprometidos con sus familias. A Trujillo, lo ve como un hombre que donde va siempre va cambiando las cosas y haciendo las cosas con rectitud y le agradece por ser un padre y esposo ejemplar.
Como él, hoy exaltamos a todos los padres que, desde distintas profesiones, uniformes, cargos y carreras, son el corazón de sus familias y en cada latido sostienen el corazón de la sociedad. Padres que, con valentía, se ganan ese título a pulso, con amor, ejemplo e incondicionalidad. Porque ser padre es un acto diario de entrega, y esos hombres valientes son los que sostienen, en silencio, el futuro de la sociedad.