**Hija de fiscal asesinada denuncia amenazas y exige justicia tras 20 años de impunidad**

Veinte años después de que sicarios acabaran con la vida de la Fiscal Yolanda Paternina, su hija Ketty Martínez sigue enfrentando el miedo y la impunidad. Paternina, responsable de investigar la masacre de El Chengue perpetrada por paramilitares, descubrió la conexión de políticos con las AUC, incluyendo al gobernador de Sucre de aquel entonces, Salvador Arana. Esta revelación marcó un hito en la identificación del fenómeno de la parapolítica en Colombia, pero hasta la fecha, la tragedia de su asesinato el **29 de agosto de 2001** sigue sin resolverse.

En un reciente diálogo con *El Colombiano*, Martínez expresó su lucha por la justicia tanto en Justicia y Paz como en la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), esperando que el regreso de Mónica Gaitán, exfiscal de Derechos Humanos y amiga de su madre, contribuya a impulsar la investigación. *"Significa mucho para mí el regreso de la doctora Mónica,"* dijo Martínez.

La exfiscal Gaitán también apuntó a la posible participación del exfiscal general Luis Camilo Osorio en el crimen, una teoría que Martínez encuentra plausible. *"Siempre he tenido en mi corazón que él es uno de los responsables,"* afirmó con convicción.

Martínez espera que el exparamilitar Salvatore Mancuso arroje luz sobre los autores intelectuales del asesinato de su madre, como alguna vez lo hizo en la cárcel de Itagüi. A pesar de las solicitudes de protección de su madre y las amenazas que actualmente recibe, lamenta la falta de acción estatal: *"pensé que el Gobierno dejó sola a mi mamá... al contrario brindó apoyo para que asesinaran a mi madre y así mismo están haciendo conmigo"*, reveló.

Martínez, quien ha llevado pruebas a instituciones sobre los responsables, enfrenta amenazas constantes: *"Me llaman y me amenazan, amenazan a mis hijos, pero las instituciones no hacen nada, no tengo garantías para luchar por justicia. También me dejan desprotegida solo por querer que los responsables paguen"*.

Esta lucha contra la impunidad lleva dos décadas opacando a una familia que aún busca cerrar la herida abierta por el conflicto armado en Colombia.