Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Marcella Townsend experimentó un trauma inimaginable tras una explosión de propano en la casa de su madre en Savannah, Georgia. Con quemaduras de segundo y tercer grado en gran parte de su cuerpo, Townsend pasó más de seis semanas en coma inducido. La devastación que sufrió dejó su rostro irreconocible, pero un tratamiento innovador le devolvió la esperanza.
Los cirujanos decidieron utilizar placenta humana, un recurso poco común pero prometedor, aplicando una fina capa del órgano donado en su rostro. Townsend expresó que este fue “lo mejor que pudieron haber hecho jamás”, ya que su rostro ahora luce igual que antes del accidente, a pesar de las cicatrices de injertos en otras partes de su cuerpo.
La placenta, que proporciona nutrientes y protección al feto durante el embarazo, contiene células madre, colágeno y citocinas con propiedades terapéuticas excepcionales. Investigaciones recientes han mostrado que los injertos derivados de placenta pueden reducir el dolor, curar quemaduras y prevenir tejido cicatricial, lo que los convierte en una opción prometedora para heridas crónicas y cicatrices complejas.
A pesar de los beneficios, la mayoría de las 3,5 millones de placentas extraídas anualmente en Estados Unidos terminan como residuos biológicos, lo que sorprende a Townsend. Ella trabaja como asistente quirúrgica y se ha comprometido a concienciar sobre la importancia de la donación de placenta y su potencial en tratamientos médicos.
La comunidad médica dejó de utilizar placenta en décadas pasadas debido a preocupaciones sobre la transmisión de enfermedades, pero ahora muchos especialistas argumentan que este cambio fue un error. El tejido placentario es considerado inmunológicamente privilegiado, lo que significa que los injertos no provocan una respuesta inmunitaria en los receptores.
El uso de injertos placentarios se está expandiendo a diferentes áreas, desde la cirugía ocular hasta la ortopedia. A medida que crece el interés en la medicina regenerativa, expertos sugieren que muchas mujeres estarían dispuestas a donar sus placentas si se les informara sobre esta opción. Townsend, tres años después de su accidente, se ha convertido en defensora de esta causa, buscando inspirar a otros a considerar la donación.