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La realidad de la vía Onsamo

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Resumen

El artículo critica la desinformación sobre el proyecto de pavimentación del corredor vial Onsamo, resaltando errores previos y desafíos que enfrentan los contratistas. Llama a la Cámara de Comercio a fundamentar sus opiniones con seriedad para evitar alimentar el descontento de la comunidad.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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Las críticas hacia la obra de pavimentación de la vía entre los municipios de Mogotes, San Joaquín y Onzaga, que conectan la provincia Guanentá con la de García Rovira llegando a la Troncal del Norte en el departamento de Boyacá, comenzaron desde el mismo momento de la aprobación del proyecto en razón de los múltiples intereses que tenían los diferentes actores en la región.

El proyecto no es otro más que el anhelo de ver pavimentado el corredor vial conocido como Onsamo. Es indiscutible que, en obras como estas, las comunidades beneficiadas se convierten en las principales veedoras de las obras civiles, porque son ellas las que ven con claridad al frente de sus casas la realidad del proceso constructivo. Lo que no es de recibo es que se mal informe la realidad de las cosas para poner a la comunidad misma en contra de los contratistas y de la misma Gobernación de Santander.

Un ejemplo de eso son las declaraciones dadas por la ingeniera Marcela Gualdrón Forero, representante de la Veeduría de la Cámara de Comercio de San Gil, cuando afirma con total irresponsabilidad que “de pronto el músculo financiero del contratista ha influido” en los retrasos de las obras. A nadie le cabe en la cabeza que la Cámara de Comercio fundamente su labor de veeduría en especulaciones y en supuestos. Lo mínimo que se espera de una institución como estas es la seriedad de su trabajo y la fundamentación legal y objetiva de sus pronunciamientos, porque una desinformación semejante alimenta peligrosamente la inconformidad de la gente y le abre camino a las vías de hecho como sucedió el día 20 de agosto de 2024, donde se cerró la vía nacional entre San Gil y Bucaramanga, causándole pérdidas millonarias al comercio y a la industria del país.

Lo peor del caso, es que esa misma entidad conoce de primera mano que los contratistas tuvieron que llegar a arreglar errores de contratistas anteriores, ajustar los diseños de la obra para adecuarlos a la realidad del terreno, iniciar labores urgentes a causa del invierno para el momento del inicio del contrato y solucionar puntos críticos de la vía como el de La Leona, donde nadie es capaz de decir que si la única solución allí es la de construir un puente, en ese solo puente se consumirían la totalidad de los recursos y aún así no alcanzaría para terminarlo.

A estas alturas también es bueno que se le diga a la región que el alcance del contrato incluye el mantenimiento de la vía y que los recursos para ello se van descontando del presupuesto inicialmente asignado, para que al final de cada vigencia no solo midan con un metro el asfalto aplicado sino también los tramos mantenidos en funcionamiento.

Esta obra necesita urgentemente una mejor explicación por parte de los medios de comunicación y un mayor compromiso del contratista en el manejo de la información.

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