Mi bonita confusión

Por: Claudio Valdivieso

Sucedió un día cualquiera a las seis de la tarde como de costumbre. Fui atraído considerablemente por diferentes circunstancias de mi vida y la de otros; espacios inolvidables, aromas y sencillamente bonitos recuerdos. Sí, ¡la vida es bella!

Encendí el fogón para abrigar una taza de café del colador… Colando, bebiendo y bebiendo pensando, mientras perdía un valioso tiempo por el arranque de mi HP. ¡El café hirvió!, y se regó. Mi HP solo decía “espere un momento”, casi a punto de quedarse con mi paciencia, pero, ¡la vida es bella!

A la belleza debemos dedicarle más tiempo para admirarla que criticarla, pero el tiempo acortaba la cita con mis tres cercanos consultores; el señor Google, mi pequeño Larousse, y el poeta que trabaja transcribiendo la belleza en versos.

Existen jugosos capitales invertidos en laboratorios que se dedican exclusivamente a la industria de la belleza, mientras los poetas hacen lo mismo con tinta y papel. La medicina estética también lo hace y lo hacen también los restauradores de arte. Existen miles de personas dedicadas a embellecer la vida de los demás, pero tampoco faltan los otros miles que se dedican a destruirla. Es extraño, pero a veces la misma belleza termina por convertirse en su propio enemigo por la demencial envidia que despierta. “Quienes la critican desconocen su propia belleza”.

La belleza va mucho más allá de la mujer y en esto don Google, de pronto ustedes y yo coincidimos en lo mismo, porque se trata simplemente de la forma que apreciamos todo cuanto vemos. ¡Entre gustos no hay disgustos!

Don Google me ofreció tantas palabras sobre la belleza que armó el despelote total de mi HP casi al punto de trabarlo; reventó mil propuestas sin preguntarle, de sinónimos y conceptos filosóficos, teorías que incluía las maravillas del universo, mujeres y paisajes; igualmente, se refería a las musas del poeta y a los poemas de sus musas; las pinceladas del pintor y las esculturas que con sus manos los autores rinden tributo a la belleza. Era Inevitable recordar a mi madre, mi hija, y las personas bonitas que convierten mis días en maravillosos momentos tan solo con su presencia; y por supuesto, ¡la vida!

Don Google perdió la paciencia conmigo tras la insistencia por encontrar lo que no se me había perdido, y el navegador abrió mil laberintos para dirigirme al mismo destino como si conspirara contra mi HP. La informática no superaba mis conocimientos.  ¡Eso ya lo sabía!

Le dirigí tan solo la pregunta a la IA y me salió con el mimo cuento. “En resumen la belleza es un concepto complejo y diverso que abarca diferentes aspectos de la vida y la experiencia humana”. (sic)

¡Todo era claro para mí! Sin embargo, la discusión mejoró cuando acordamos que la belleza realmente está al alcance de una sonrisa, alentadoras palabras; en una caricia, en el aroma de los jardines y en el sabor a fruta de los besos.

Las piedras preciosas y preciosas obras de arte existen, como las mujeres hermosas hijas y madres de la naturaleza que dibujan estoraques, selvas, desiertos, nevados y paisajes con el pincel del viento; las nubes, y los azules espejos de agua que reflejan el azul del cielo en los charcos, las quebradas y el mar. ¡Bonito día!