Ola de robos sacude a Piedecuesta ante la pasividad de las autoridades
Resumen
Piedecuesta sufre una serie de robos a vehiculos, aumentando el temor entre los vecinos. A pesar de denunciar, los delincuentes permanecen sin identificar y las autoridades no han mostrado resultados concretos, provocando descontento y sensación de abandono.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Ladrones tienen azotado el municipio y los automotores
La madrugada de este viernes 23 de mayo marcó un nuevo episodio de violencia en Piedecuesta, Santander, cuando varios delincuentes irrumpieron en los barrios Palermo y Campoverde, donde robaron computadores de vehículos estacionados.
El hecho, denunciado por vecinos, ha agudizado el clima de temor y desesperanza entre los residentes, quienes señalan la falta de respuesta institucional frente al aumento de hurtos.
Según testimonios recogidos, los responsables actúan con impunidad y ya son reconocidos en la zona por su reiterada actividad delictiva. Pese a las denuncias, no se ha logrado su identificación ni captura.
Las autoridades locales afirman estar en proceso de investigación, aunque los resultados son, hasta ahora, inexistentes. La comunidad acusa claramente a la Secretaría de Seguridad municipal de inoperancia.
Rehén de la delincuencia.
“El secretario no aparece. No da la cara. No enfrenta esta crisis. Sólo esperamos que no esté limitado a cobrar su salario a fin de mes”, expresó un habitante de Palermo, visiblemente indignado.
La percepción de abandono institucional ha calado hondo y genera un sentimiento colectivo de frustración. En Campoverde, la situación ha empujado a varios residentes a vender sus viviendas.
“Aquí ya no se puede vivir. Salir a la calle es arriesgarse a ser atracado. Vivimos con miedo todos los días”, afirmó una habitante del barrio. Los ciudadanos exigen patrullajes permanentes, acciones visibles y un plan de seguridad contundente.
Reclaman mayor presencia de las autoridades policiales y gubernamentales en sus calles antes de que Piedecuesta se convierta en un municipio rehén de la delincuencia.