Resumen
La Gobernación de Santander organizó una actividad con niños de un entorno vulnerable para inspirarlos y mostrarles oportunidades más allá de su realidad actual, enseñándoles sobre la administración pública y motivándolos a ver un futuro lleno de posibilidades a través del esfuerzo y la dedicación.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)La Gobernación de Santander se llenó de energía renovadora cuando un grupo de siete niños y niñas de la Fundación Semillas de Ilusión, de la Central de Abastos en Bucaramanga, se sentaron en los puestos de los secretarios y del gobernador, participando en un Consejo de Gobierno. Esta actividad, que forma parte de un programa piloto denominado "Referentes Positivos", es impulsada por la Secretaría de Desarrollo Social del departamento y la Primera Dama, Victoria Casallas. La jornada, llena de aprendizaje, reflexiones y emociones, tuvo como objetivo principal ofrecerles a los chicos un vistazo a las dinámicas del gobierno y presentarles modelos a seguir, personas que, con esfuerzo y dedicación, han logrado metas extraordinarias.
Una experiencia transformadora
Marisol Pinzón Sierra, secretaria de Desarrollo Social de Santander, explicó la importancia de la iniciativa. “Queremos que estos niños, provenientes de un entorno vulnerable, tengan la oportunidad de ver algo distinto al panorama cotidiano al que están expuestos. La idea es que ellos se sientan inspirados y vean que, con esfuerzo, pueden aspirar a ser gobernadores, secretarios, directores. Queremos mostrarles que existe un mundo fuera de sus barrios, un mundo en el que pueden alcanzar grandes cosas, vamos a tratar de hacerlo un martes al mes”, comentó la funcionaria.
Los pequeños, muchos de ellos que nunca antes habían salido de sus barrios, se encontraron por primera vez frente a la majestuosa estructura de la Gobernación de Santander. La visita, que incluía un recorrido por la sede del gobierno y una explicación sobre la función de cada uno de los asistentes en el Consejo, se convirtió en una oportunidad para que los pequeños descubrieran el mundo de la administración pública.
Durante la jornada, los niños tomaron los puestos de los secretarios y el gobernador, viviendo una experiencia inédita para muchos de ellos. “Un momento especialmente conmovedor fue cuando un niño, con apenas 8 años, le pidió al gobernador ayuda para su amigo, quien había comenzado a consumir drogas en su barrio. Otro niño expresó su deseo de ver un barrio más tranquilo, sin peleas ni robos”, contó Marisol Sierra. Estas palabras dejaron una huella profunda en los funcionarios presentes, quienes se dieron cuenta de la dureza de las realidades a las que se enfrentan estos niños y la importancia de proyectos como el de prevención del consumo de sustancias psicoactivas.
El testimonio de los niños
Para algunos de los niños, como Adrián Gutiérrez Gómez, de 14 años, esta experiencia fue una gran oportunidad de aprendizaje. "Me sentí bien porque aprendí a manejar la plata, a ver cómo trabajan los secretarios. El que más me gustó fue el de los ingresos", comentó el joven, quien también expresó su deseo de formar parte del Ejército en el futuro. Al preguntarle sobre su barrio, Adrián mencionó problemas como el consumo de drogas y la violencia, señalando que más apoyo de las autoridades podría hacer la diferencia.
El aprendizaje no solo fue para los niños. Marisol Pinzón Sierra comentó sobre lo enriquecedor de la jornada, no solo para los niños, sino para los funcionarios del gobierno. “Nos llevamos mucho de esta experiencia. Ver cómo los niños se sorprendían de lo más cotidiano para nosotros, como el funcionamiento de un ascensor, nos hace reflexionar sobre cómo damos por sentadas muchas cosas, mientras que para ellos son toda una novedad", expresó la secretaria.
Impulso a los sueños de los niños
La Primera Dama de Santander, Victoria Casallas, destacó que la finalidad de esta actividad era motivar a los niños y jóvenes a seguir estudiando, mostrándoles ejemplos de vida real de personas que han logrado destacarse por su esfuerzo y dedicación. "La idea es que los niños se den cuenta de que con trabajo y constancia, ellos también pueden llegar lejos", explicó Casallas, quien ha estado al frente de diversas iniciativas para apoyar a los sectores más vulnerables de la región.
A lo largo de la jornada, los niños tuvieron la oportunidad de interactuar con diferentes funcionarios, escuchar sus historias y entender el papel crucial que desempeñan dentro del gobierno. “Están muy felices, se van con una mente más abierta, sabiendo que hay más oportunidades y que pueden ser los líderes del mañana", agregó Ana Benavides Díaz, directora de la Fundación Semillas de Ilusión. La fundación ha trabajado durante 18 años en la Central de Abastos en Bucaramanga, ofreciendo apoyo a niños y niñas de sectores vulnerables y buscando proporcionarles herramientas para cambiar su futuro.
Un paso hacia el cambio
La actividad no solo fue una muestra de lo que podría ser el futuro para estos niños, sino también un llamado de atención a las autoridades sobre la importancia de involucrar a la población infantil en espacios de participación. “Es fundamental que los niños y niñas de sectores vulnerables sientan que tienen voz y que sus problemáticas son escuchadas", indicó Benavides. En ese sentido, esta iniciativa no solo les ofreció a los niños un día fuera de su entorno, sino también la oportunidad de ser parte activa en el proceso de toma de decisiones, entendiendo que su participación es clave para el desarrollo de políticas públicas que realmente los beneficien.
Con esta actividad, la Gobernación de Santander da un primer paso en la creación de un programa que busca no solo cambiar el futuro de estos niños, sino también contribuir a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. La próxima etapa del programa será llevar la campaña de prevención del consumo de sustancias psicoactivas directamente a los barrios donde viven estos niños, buscando crear conciencia en sus comunidades.
Al final de la jornada, los niños regresaron a su realidad, pero con una semilla plantada en su interior: la certeza de que sus sueños no tienen límites. La esperanza de que, quizá algún día, ellos también estén sentados en las sillas de los secretarios, tomando decisiones para mejorar su comunidad.