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Régimen Simple: ¿Un experimento fallido o una víctima del afán recaudatorio?

Resumen

El Régimen Simple de Tributación en Colombia está en riesgo de eliminación. Diseñado para facilitar la formalización empresarial, sus tarifas no alcanzaron el recaudo esperado, generando debate sobre su continuidad y el impacto en pequeñas empresas.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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by Jorge Lizcano
Régimen Simple: ¿Un experimento fallido o una víctima del afán recaudatorio?

Por: Jorge Lizcano

En los pasillos de los medios tributarios se rumora algo que, de confirmarse, marcaría un retroceso para la formalización empresarial en Colombia: la eliminación del Régimen Simple de Tributación.

Este régimen nació con una promesa clara: facilitar la vida de los contribuyentes pequeños e intermedios, reducir la carga contable, unificar impuestos y, sobre todo, invitar a los informales a dar el salto a la legalidad. Fue diseñado como un puente entre dos extremos del sistema tributario: los no responsables de IVA (antes régimen simplificado) y los responsables de IVA (el antiguo régimen común).

Pero hoy, a pocos años de su implementación, el Régimen Simple parece tener los días contados. ¿Qué falló?

Desde mi experiencia, el problema no fue técnico, sino fiscal. Las tarifas marginales del régimen, diseñadas por grupos de actividad económica y por rangos de ingresos, resultaron poco atractivas para el Estado. Con topes que iban desde el 1.8% hasta el 14.5% sobre los ingresos brutos, muchos contribuyentes que antes pagaban una tarifa del 35% bajo el régimen ordinario migraron al Simple, lo cual significó una reducción significativa en el recaudo.

¿Fue esto una trampa del sistema? No. Fue una oportunidad legítima de planificación tributaria. Pero al parecer, al ver que no se alcanzaban los niveles esperados de recaudo, el fisco decidió cerrar el experimento.

Sin embargo, eliminar el Régimen Simple sería, en términos de política pública, un error. Primero, porque enviaría el mensaje de que las apuestas por la formalización tienen fecha de vencimiento. Segundo, porque penaliza a quienes tomaron la decisión de organizar su actividad económica bajo un esquema legal, transparente y más sencillo. Y tercero, porque muchos de esos contribuyentes —que no tenían retención en la fuente gracias al régimen— podrían verse nuevamente asfixiados financieramente si se ven obligados a regresar al ordinario.

La eliminación del Régimen Simple no solo cambiaría cifras en el Excel de la DIAN; cambiaría la estructura financiera de miles de negocios pequeños y medianos que encontraron en este mecanismo un alivio para su flujo de caja. Si el objetivo es aumentar el recaudo, ¿no sería más sensato revisar las tarifas o mejorar los controles, en lugar de desmontar completamente la herramienta?

Lo simple, en este caso, no fue simplista. Fue una salida inteligente para muchos. Y eliminarla puede salirle caro no solo a los contribuyentes, sino también al propio Estado, que, en lugar de sumar más aportantes, podría terminar cerrándoles la puerta. *Economista y abogado tributarista.

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por Jorge Lizcano

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