Señor Empresario

Por: José Caicedo Solano*. Hay que dejar fluir la inocencia del niño, pero cuando sea adulto hay que encaminarlo a la verdad, con ricos valores espirituales e históricos. Las fiestas saturnales la celebraban los antiguos romanos, en unos tiempos antes de cristo y otros tantos después de Cristo. Se realizaban en periodo que iba del 17 al 25 de diciembre, para rematar con el solsticio de invierno, que es el día mas corto del año, porque en él, el sol “se levanta después de las 6:00 a.m.” y “se acuesta antes de las 6 pm”. Estas fiestas eran en honor a Saturno, el dios de la agricultura y la cosecha.

Durante estas fechas, los romanos, visitaban a sus familiares y amigos, intercambiaban regalos y organizaban grandes banquetes públicos. Los esclavos tenían algo de “libertad”, podían ponerse la chaqueta de su amo y gozar un tanto paralelamente.

Por allá en el año 350, estaban mancomunados el Papa Julio I y el emperador Constantino, convencidos de la mentira de tener el poder divino, quienes cavilaban, qué fecha le daban al nacimiento del niño Jesús y el uno le dijo al otro, (no se sabe quien dijo la primera voz): Ajá y tu qué? No ves las fiestas paganas de saturno. Esa debe ser la fecha para que pase a la religión católica. Y así fue.

Arbitrariamente, dijeron que se conmemora la fiesta de navidad, un 25 de diciembre, y se formalizó en el año 354 siendo la máxima autoridad católica el Papa Liberio. La Biblia no dice absolutamente nada de la fecha de nacimiento de Jesús, pero si presenta un panorama primaveral, en donde hay pastores con sus rebaños, y no un frío “japuta”, como dicen los árabes, en esta época de navidad, en territorio de Palestina de ese entonces y tal vez de ahora. Luego lo que tenemos es una bonita tradición emanada por los “grandes doctores de la ley”, como aquel que instituyó que la Virgen María llegó al cielo en cuerpo y alma, dado su analfabetismo sideral.

Posteriormente, han entrado otros valores a la fiesta de navidad, como es el pesebre que fue obra de San Francisco de Asís, en hecho ocurrido en la población de Greccio, Italia, en el año de 1223. Se dice que San Bonifacio, un evangelizador alemán crea el árbol de navidad, por los años del 740. El comercio que no es ajeno a ningún acontecimiento, entra de lleno, presentando con sus productos una alegría colectiva, ofreciendo mercancías de regalos, en cuyo fundamento, cobija la gran esperanza de un mundo en paz, en todos y cada uno de nuestros corazones, viendo crecer ríos cristalinos y mares tranquilos con las mejores olas, que mecen a las almas, en un remanso de noche de paz, que tendrá luz eternamente.

*Contador Público. Asesor Empresarial. jcaicedosolano@gmail.com