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Señor Empresario

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Resumen

El artículo presenta una crítica a los impuestos excesivos en Colombia y a la corrupción política. El autor compara a los políticos con el personaje Olafo, quienes se enriquecen a costa de la población sin importar las consecuencias.

Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
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Por: José Caicedo Solano*

El rey de uno de los países nórdicos, lleno de piratas y asaltantes, decreta que a partir de la fecha se duplicarán los impuestos a cada uno de los habitantes y empresas nacionales o extranjeras, grandes o pequeñas, microempresas o empresas de familia con mínimo de recursos menores que el transporte del bus urbano; cabe también para todos los empleados de empresas públicas o privadas con grandes sueldos o con el mínimo. Igualmente decreta que todo producto tendrá IVA, llámase comida, ropa o medicina, eso no importa, lo sublime es que el estado tenga sus arcas llenas.

El asaltante Olafo, corre despavorido hacia la cueva de sus discípulos, rufianes de primera línea, y les informa que es urgente ir a asaltar el Palacio de Gobierno, dada la noticia que les refirió seguidamente. El castillo está lleno de billete. Este país nórtico no está en Europa, sino al norte de América del Sur; goza de ser bañado por dos mares y tiene las mayores riquezas del mundo en minería, y biodiversidad de plantas, animales y peces, además de los grandes paisajes y seres humanos de gran espíritu altruista.

El asaltante OLAFO, no son más que los grupos de pseudopolíticos (hay 35 grupos en Colombia), que no miran hacia el pueblo, esos, un poco más o un poco menos, de seis millones, la cifra exacta es lo de menos, de personas que viven en la casi miseria total y los otros cuarenta y tres millones quinientos mil, que tampoco son ricos, pero que afortunadamente no se mueren de hambre. No hay más de quinientos mil ricos en Colombia, según estadísticas del mismo Banco de la Republica, y son aquellos que tienen un patrimonio por encima de los cinco mil millones de pesos, sin deberle nada a nadie.

El asaltante Olafo, al igual que muchos dioses de la mitología griega, se camuflan, se transforman, muchas veces con solo estudios de primaria, en ministros, en jefes de la prosperidad, en directores de calamidades, en la diosa de la igualdad, en la venus de la sabiduría por su fea elegancia y su no conocimiento del proceder de acuerdo con la ley o  de aquel que escribe que con fuerzas de indios analfabetas e incautos se puede resistir en el poder, sacando, es decir, robando a brazo tendido, la mayor fuerza del estado, que no es la militar, sino la capacidad monetaria, que es la que imprime todos los principios del progreso y el desarrollo.

En la verdadera tira cómica de Olafo, los asaltantes, llegan de afuera y se esconden en las montañas. En la realidad de Colombia, los Olafo, están dentro del Castillo, con flechas externas de empresas publicas o privadas, que roban sin sonrojarse y que muchas veces esconden su botín en el banco Ambrosiano, sinónimo de arcas de Dios. Que cosa podrida, con esto; para despistar al pueblo se mira hacia constituyentes. ¿Qué es esa cosa mijo?

*Contador Público. Asesor empresarial.

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