Resumen
El artículo reflexiona sobre el valor del conocimiento y del aprendizaje activo, indicando que no debemos dejarnos limitar por la terquedad, la indiferencia, la pereza, la mediocridad o el egoísmo. Exhorta a los empresarios a crear espacios de aprendizaje continuo en sus empresas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: José Caicedo Solano*
Haciendo el respectivo aseo anual de mi modesta biblioteca, encuentro un libro, en donde enseña una serie de mensajes, que son aplicables a todos los asuntos, a todas las personas, a todas las profesiones, al ser humano en general, sin distingo de clases, edad o grado de conocimiento. Su título es “Gente buena para un mundo mejor”. Reflexiona sobre un método de aprendizaje en donde enuncia que: “si lo oyes lo olvidas, si lo ves … lo recuerdas, si lo haces …lo APRENDES. Hacer, no solo en una cosa material, sino que conlleva la forma espiritual de amar, de querer, tener entusiasmo por la vida y, por ende, por todas las cosas de nuestro universo que engrosan la felicidad y el bienestar.
Enfoca su texto en la filosofía de aprender, que es adquirir un conjunto de habilidades y conocimientos que sirven para todo. Para distinguir lo que es importante de lo que no es; para no tener miedo, para cambiar lo que está mal, para alcanzar nuestras metas y construir un mundo mejor. Hace énfasis en los pecados que solemos llevar y que no nos deja cumplir con la grata fragancia del conocimiento: La terquedad, que consiste en aferrarse a un solo punto de vista y no estar abierto a varias cosas. La indiferencia, que lleva a no tener curiosidad, interés y asombro. La pereza, que nos quita el motor de hace el fruto del trabajo, de persistir e insistir hasta lograr un objetivo. La mediocridad, porque se queda quieto en el avance; es demasiado flojo y miedoso para emprender nuevas rutas. El egoísmo, porque nunca aprendemos tanto como cuando compartimos lo que sabemos.
En mi larga carrera como profesor que fui, de alfabetización, de secundaria, Sena, Universitaria, por más de cincuenta y cinco años, creo haber observado, que fue más lo que aprendí, que lo que en mi corazón llevaba para el aprendizaje de mis respetados alumnos. Con estas cositas del mundo del sentido común, señor empresario, la invitación es para crear en su empresa, de una manera formal o informal, la escuela permanente del aprendizaje. Se puede, por ejemplo, tener una mínima hora semanal para tener una tertulia al compás de un buen café y ricas tostadas o porqué nó, en los altos ejecutivos, al llevar o deleitar un delicioso manjar llamado trago, acompañado del inolvidable hielo que muchos escritores lo han inmortalizado. Salud señor empresario y a seguir estudiando se dijo.
El conocimiento, sabemos, que nos llega por toneladas, a través de todos los medios de comunicación, incluyendo aquellos temas de orden técnico y científico. Así que no puede haber un “analfabeta desactualizado”, como para dejarse tumbar con monedas de Cristo, como lo hacen algunos pastores de iglesias o porque hasta el diablo ya sabia la llegada de un personaje sin “piedad”.
*Contador Público. Asesor Empresarial. jcaicedosolano@gmail.com