Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El cirujano dio una palmadita al monitor de signos vitales del quirófano para reanimarlo, después de que este parpadeara tres veces consecutivas. Aparentemente, las redes eléctricas del hospital presentaban fallas y era imposible revisarlo, ya que el encargado del mantenimiento había fallecido al recibir una descarga eléctrica cuando intentaba repararlo.
Después de palmotear el monitor reaccionó, pero presentaba interferencia en las imágenes y los números se alteraban, se hacían ilegibles, la pantalla relampagueaba, y el pito de las alarmas interpretaba celestiales notas musicales. Ya listos para la cirugía, el paciente estaba a un suspiro del sueño que le provocaría el médico anestesiólogo, mientras el resto del personal oraba para que este paciente sí sobreviviera a la intervención.
El quirófano, al parecer estaba poseído por una energía sobrenatural o por un campo electromagnético que alteraba el funcionamiento de los equipos en el área cirugía. Por costumbre, antes de iniciar los procedimientos, el personal sincronizaba los relojes con el monitor, pero al finalizar quedaban descuadrados.
Faltaba la última puntada de la sutura, cuando el cirujano por equivocación dijo que el hombre estaba listo para la morgue, y de inmediato el médico fue fusilado con las miradas del personal de cirugía… ¡Doctor! ¿Qué dijo? Exclamó una enfermera. ¡El hombre está más vivo que nosotros! -mire, con la mano derecha da la señal de victoria y con la otra mano nos está haciendo pistola. Efectivamente, el paciente no tenía signos vitales, aunque el monitor registraba que todo estaba bien controlado.
El anestesiólogo desistió del monitor y tomó signos manualmente, aunque descubrió que estos no coincidían, pues tampoco respiraba y el corazón se había detenido totalmente, pero su pulso registraba normalidad; además, su brazo izquierdo presentaba hipotermia y el derecho fiebre. ¡Nada! ¡Ni vivo ni muerto, ni medio vivo ni medio muerto!
Busquen al tanatólogo, gritó el cirujano. ¡Él sabe cómo solucionarlo! Tras media hora sin desenlace, al paciente o difunto se le invirtió la temperatura del cuerpo, y al encontrar los signos vitales a medias, descartaron el monitor definitivamente.
Llamaron al tanatólogo para que tomara medidas al respecto y el hombre ingresó, tomó dos cubetas de hielo y se las puso en los testículos. Mientras destapaba la garrafa de formol se percató que la cubeta del testículo caliente se derritió. -Es imposible llevarlo medio vivo o medio muerto a la morgue. ¡Lo siento doctores! pero esta vez no puedo ayudarles. ¡Buena suerte! gritó, y salió espantado a preparar los doce difuntos que había recibió durante la semana y entre ellos estaba el de mantenimiento.
Finalmente, el tanatólogo sintió remordimiento con el personal de cirugía y regresó con el formol, para el paciente que convirtió en difunto con una sola descarga de la jeringa
Los amigos del difunto se amotinaron en la sala de cirugía. ¡Por Dios! ¿Qué pasó aquí? Nadie respondió. Entonces, los amigos del supuesto paciente lo rescataron, tomaron el coche de la morgue y se lo llevaron hacía la colina del Campo Santo. El tanatólogo no sobrevivió al infarto que sufrió, después de reconocerlos y recordarlos cuando pasaron por sus neveras.