Resumen
Lacides Puertas, un poeta que desafía la realidad y la fantasía, critica a los héroes falsos que inspiran sin actuar ante la injusticia, contrastando con la auténtica inspiración de los héroes infantiles. Su inconformidad refleja la impotencia ante la realidad y los sueños no cumplidos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Por: Claudio Valdivieso
Lacides Puertas es un poeta, es el personaje y protagonista de una novela que va y viene del tintero al papel, y es concebido entre la fantasía y lo real. Por eso es que las malas lenguas afirman que sus alucinaciones son más reales que la propia verdad.
Lacides no tiene edad y tampoco celebra cumpleaños, según dice, porque cada día que amanece renace y en la noche muere. Sostiene que al dormir y aún despierto, sus sueños o fantasías lo distraen en una pasajera eternidad, aunque a veces estas se convierten en abruptas pesadillas que lo despiertan del mismo susto. ¡Extraño pero cierto!
Cuenta el poeta, que le encanta despertar con la imaginación de los niños, y sostiene que todo lo que abarca su imaginación puede construirlo o destruirlo el hombre, y lamentablemente, él mismo se encarga de frustrar su imaginación o explotarla. ¡Es cierto!, dice Lacides, que los niños inspiran a los adultos y conocen más el asunto de los héroes porque el primero de todos es papá y lo tienen a la mano.
El Ratoncito Pérez, Superman, el Capitán América, Papá Noel, Ladybug, Batgirl, Capitana Marvel y otros tantos, son personajes que de una u otra forma distraen la inocencia de los niños en una batalla contra la realidad que pueden estar viviendo. Los bomberos, el soldado, los héroes de la salud y los otros, los que enfrentan a la adversidad de la enfermedad también lo son.
Los juguetes infantiles que toman vida para destruir al maleante juguete de la historia van quedando atrás y sus historias se van componiendo en otras nuevas, tal vez más reales, aunque de pronto incomprensibles para ellos.
A veces, el poeta despierta enamorado de lo que ve; un jardín, las mujeres bonitas, una ciudad en paz y la paz que aún sueña despierto en el intento de olvidarse de la guerra que enfrentó ayer “en su vida anterior,” al ver la disputa entre el hambre y el hombre que escarba las basuras para mitigarla. Esta pesadilla la vive despierto y lo desvela. ¿Dónde está el héroe que rescata al hombre del hambre?
Hoy Lacides nació de nuevo y rebelde, un tantico insoportable y confundido, porque no entiende a los héroes que se quedan inmóviles ante lo injusto. ¡Sí!, exclama Lacides desconcertado. -Existen verdaderos héroes y justos, así como unos aparecen vestidos con trajes importantes, uniformes y corbatas; y no faltan los otros, los que venden su imagen de héroes y salvadores de almas como si fuesen delegados de la Divina Providencia para sanar “el apetito espiritual” que llevan a sus altares los feligreses con el diezmo. ¡Los niños no entienden lo que ven! Lacides lo ve, aunque no quisiera, o quisiera no creer en lo que ve y esto le despierta malestar porque se siente involucrado en esta pesadilla. A Lacides le duele la impotencia de los héroes que venden ideas y proyectos inconclusos supuestamente en favor de los niños. Ahora sí, entiende porque los niños prefieren a sus héroes juguetes que a los héroes farsantes que demuestran que también existen.
Para rematar su rebeldía de hoy, Lacides afirma que un héroe no se hace difamando al otro, y más curiosidad le despiertan los fans que lo aplauden.
Como el poeta poco entiende de los héroes de juguete, entonces, ¿serán más reales que los héroes de los adultos o materialmente existen los dos?