Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Luis José Aguilar. La “Doctrina Monroe” fue una de las políticas exteriores más antiguas y emblemáticas de los Estados Unidos de América. Articulada por el quinto presidente, James Monroe, se oponía al colonialismo europeo en el hemisferio occidental, afirmando que cualquier intervención en los asuntos políticos de las Américas (entendido como el continente americano conformado por los nuevos Estados independientes) por parte de potencias extranjeras sería tomada como una agresión a Estados Unidos.
Para algunos, esta doctrina convirtió a gran parte de Latinoamérica en el “patio trasero” de Washington. Sin embargo, más allá de criticar o no, a una de las políticas más famosas del siglo XIX, me llama especialmente la atención la frase que siempre ha estado asociada a esta: “América para los Americanos”, la cual generalmente hace referencia a la idea de que los recursos y el territorio de América deben ser controlados por sus habitantes y beneficiarles. Es por eso que. al hacer un breve repaso de lo que ha sido una parte importante de la historia económica de Santander, equiparo esa antigua, pero popular frase, a la pérdida de identidad y autonomía del departamento. Pues empresas como la Licorera de Santander, Taxader, Cervecería Clausen y Lechesan son solo algunos ejemplos de empresas insignias del departamento que quedaron en el recuerdo (o el olvido para las futuras generaciones). Además de la Electrificadora de Santander (ESSA) y Ecógas, que, aunque no quedaron como un recuerdo, sí quedaron como hijos adoptivos de Antioquia y Bogotá respectivamente, precisamente de las Empresas Públicas de Medellín (EPM) y de la Empresa de Energía de Bogotá.
En el año 2000, la Licorera de Santander cerró debido a una crisis financiera con pérdidas y deudas significativas. A pesar de que se logró recuperar años después, la licorera volvió a cerrar sus puertas. La Cervecería Clausen, pionera en Colombia, fue absorbida por el Consorcio Bavaria en 1958, consolidándose la industria cervecera nacional, a costa de la pérdida local. Lechesan, que, a pesar de su crecimiento, fue adquirida por el peruano Grupo Gloria en el año 2013, reflejando la consolidación de la industria alimentaria por parte de grandes grupos extranjeros. Taxader, aerolínea propiamente santandereana que compitió con Avianca, cerró en la década de 1960 debido a accidentes y dificultades frente a líneas internacionales.
Por último, está el caso de la Electrificadora de Santander, la cual fue vendida en el año 2009 a EPM. Y Ecógas, vendida a la Empresa de Energía de Bogotá. Ambas fueron consideradas como activos estratégicos para el desarrollo económico de la región, pero con la falta de control departamental sobre estos servicios esenciales, se plantearon varias preocupaciones significativas, por lo que estas ventas solo terminaron debilitando la autonomía del departamento de Santander. Mejor dicho, se debió, en su momento, de buscar un equilibrio.
En este contexto, la pregunta fundamental termina siendo: ¿Es posible fomentar el surgimiento de nuevas empresas locales, apoyar la innovación y promover políticas que protejan los intereses económicos de la región? La historia descrita nos invita a reflexionar sobre la importancia de la planificación estratégica, la resistencia a la consolidación desmedida y la búsqueda de modelos económicos que prioricen el desarrollo local. Ya no tiene sentido buscar culpables, pero sí es importante que conozcamos esta parte de la historia, porque, aunque la frase sea trillada: “quien no conoce su historia está condenado a repetirla”. Y como he sostenido en varias ocasiones, Santander merece un propósito regional superior, alejado del odio y de todas las diferencias políticas, encaminado solamente a una unión de sectores y actores sociales de todo tipo con el propósito de implementar una “doctrina” que le dé a nuestro departamento el lugar que se merece.
La historia de Santander, marcada por la pérdida de la identidad y la autonomía, debería servir como un recordatorio de la necesidad de construir y proteger un “Santander para los Santandereanos”.
