Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
La reciente publicación de los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (Dane) sobre la tasa de desempleo en Colombia, correspondientes al mes de octubre de 2024, revela un panorama que, aunque aparentemente estable, esconde varias realidades que merecen una profunda reflexión.
Si se observa la tasa de desocupación a nivel nacional, se evidencia que esta se mantuvo en un 9,3 % en comparación con el mismo mes de 2023, lo que indica que no ha habido grandes avances para reducir este indicador clave en el país.
Sin embargo, al profundizar en los datos del trimestre móvil agosto-octubre de 2024, la situación toma una dirección diferente si se observa el caso de Bucaramanga y su Área Metropolitana.
La capital de Santander se destacó al registrar una tasa de desempleo del 8,3 %, una de las más bajas del país, superada únicamente por Medellín, que alcanzó un 7,7 %.
Este resultado sitúa a Bucaramanga como la segunda ciudad con la menor tasa de desocupación, con lo cual destaca su solidez frente a otras urbes que enfrentan mayores retos, como Quibdó (26,2 %), Riohacha (15,3 %) y Florencia (12,9 %).
Este comportamiento positivo, no obstante, no debe llevarnos a la complacencia. Aunque la tasa de desempleo en Bucaramanga es baja comparada con otras ciudades, hay aspectos que deben preocuparnos, especialmente si tomamos en cuenta las disparidades entre sectores y grupos poblacionales.
Un dato alarmante es el nivel de informalidad laboral, que alcanza un 55,3 % a nivel nacional en octubre de 2024. Este indicador refleja que más de la mitad de la población empleada lo está en condiciones precarias, sin seguridad social ni acceso a los beneficios de la formalidad.
La informalidad, que afecta de forma grave la calidad de vida de los trabajadores, es el gran reto tanto a nivel nacional como local. Por otro lado, la desigualdad en el empleo también se hace patente cuando se analizan los datos por grupos étnicos.
Si bien Bucaramanga se presenta como un ejemplo positivo en términos de tasa de desempleo, la ciudad no debe perder de vista los retos subyacentes en la calidad del empleo, la informalidad y la inclusión laboral y debe compararlos con los datos prepandemia y pandemia.
Es necesario promover políticas públicas que no sólo busquen reducir las tasas de desempleo, sino que también fomenten la creación de empleos formales permanentes y de calidad, donde todos los sectores de la población participen de forma equitativa en el desarrollo económico.
Porque si nos detenemos en la presente temporada navideña, el incremento de empleos temporales es alto y las bajas de puestos entre enero y febrero riñen con los positivos números que siempre arroja diciembre, lo cual es como tratar de inflar un globo que tiene un hueco.
El empleo digno y la reducción de la informalidad no pueden ser sólo metas a mediano plazo, sino un compromiso urgente que debe guiar las políticas del presente hacia equidad, sostenibilidad y justicia laboral.
