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En Bucaramanga se armó la Gorda

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Así cubrió EL FRENTE la llegada del recién fallecido Fernando Botero y su Gorda a Bucaramanga
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Resumen

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El 10 de diciembre del año 2010 el entonces alcalde Fernando Vargas Mendoza adquirió una hermosa escultura, comprada directamente al maestro Botero. Entonces, la noticia no fue la llegada de la majestuosa pieza sino una polémica orquestada desde algún sector de la oposición por considerar un exabrupto la inversión, con relación a su costo. Fernando Vargas no se equivocó, hoy la escultura es un emblema de la ciudad, tanto que en los álbumes familiares no puede faltar con la afamada muchacha. EL FRENTE reproduce coma a coma el reportaje publicado en aquella ocasión, en conmemoración al fallecimiento del escultor y pintor colombiano más importante de Colombia en el mundo.

Por Camilo Ernesto Silvera Rueda

Redacción Especial / EL FRENTE

“Maestro Botero, quiero para el cumpleaños de Bucaramanga regalarle a la ciudad y a sus habitantes una obra de arte monumental”.

Con esa frase, el alcalde de Bucaramanga, Fernando Vargas Mendoza, inició la materialización de un deseo que lo inquietaba desde algún tiempo: incluir a la capital santandereana en el selecto grupo de las 19 ciudades del mundo que se precian de tener en sus calles la excelsa expresión artística de uno de los maestros del arte contemporáneo colombiano de mayor representatividad: Fernando Botero.

Milán (Italia), París (Francia), Budapest (Hungría), Tokio (Japón), Buenos Aires (Argentina), Moscú (Rusia), Nueva York (Estados Unidos), Santiago de Chile (Chile), Jerusalén (Israel), Roma (Italia), Lausana (Suiza), Singapur (Malasia) son algunas de las ciudades sedes de la singular propuesta artística del maestro Botero.

La conversación continuó: “Quiero que sea una gorda”, le detalló al maestro el mandatario local, tras aprovechar un encuentro fugaz en el aeropuerto de Santiago de Compostela, ciudad española a donde llegaba Vargas Mendoza a enterarse personalmente de cómo evolucionaba la salud de su hijo.

“Casualmente, acabo de terminar una”, contestó el maestro. “Es monumental, como usted dice”, añadió Botero.

- “¿Y cuánto cuesta?”, preguntó el mandatario.

- “Seis millones de dólares”, respondió Botero.

- “!Uyyy no! No se puede. Yo quiero una igual de monumental pero menos costosa”, replicó Vargas Mendoza.

- “Pues bueno, hay otra. Le hacen falta unos detalles pero estará lista para la fecha deseada”, asintió Botero luego de escuchar las minucias de la ocasión. “Cuesta un millón 300 mil dólares”, acotó.

Según lo contó a EL FRENTE el mandatario el pasado miércoles hacia las 12:30 de la madrugada, momento en el que se pensaba inaugurar la obra, el negocio se cerró hace algunos meses (sin precisar fecha), y el maestro, fiel a su palabra, envió la preciada escultura en el tiempo estipulado.

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El día D.

La inauguración de la obra estaba prevista para las 12 de la madrugada del miércoles último, junto al monumento de banderas del parque San Pio que está ubicado sobre la carrera 33.

Para ubicar ahí a ‘la gorda’ se requirió correr unos metros hacia el oriente el árbol tricolor en el que está anotada la última proclama de Bolívar: “¡Colombianos! Mis últimos votos son por la felicidad de la patria. Si mi muerte contribuye para que cesen los partidos y se consolide la Unión, yo bajaré tranquilo al sepulcro”, dice la parte final del manuscrito del Libertador.

La cosa iba bien. Se instaló con varios días de anterioridad el pedestal elaborado con especificaciones técnicas y artísticas dispuestas por el propio Botero pues solo él conoce con precisión cómo debe construírsele para que resista el peso de la “monumental obra”.

El traslado desde la bodega a donde se guardó ‘la gorda’ tras su llegada a Bucaramanga también trascurrió dentro de lo pronosticado, procedimiento que debía realizó con precisión casi quirúrgica, pues debieron sortearse dos variables importantes para que todo concluyera como se deseaba: peso y dimensiones.

Pero llegó el primer contratiempo. Alguno de los operarios que tenía como función perforar la superficie del hormigón del pedestal, para incrustar ahí los pernos que sobresalen de la parte inferior de la escultura, desvió unos cuantos milímetros la perforación.

Dos centímetros, para ser exactos (medidos por este periodista). Ello tuvo como consecuencia que una de las esquinas de la obra sobresaliera del pedestal la misma cantidad de centímetros.

Sin embargo, eso no se supo hasta que la escultura reposó todo su peso sobre el pedestal, momento en el que los presentes aplaudieron sin saber que, realmente, aplaudían el error del operario.

“A mí me parece que el maestro (Botero) se equivocó con la instalación de uno de los pernos”, osó decir otro de los operarios, y quien en respuesta fue recriminado en silencio en con miradas insultantes.

Pasaban las horas y nada. El problema no se resolvía por lo que el mandatario, mientras esperaba sentado junto algunos miembros de su corte en una de las bancas del parque San Pio, decidió posponer el evento inaugural unas horas más.

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“Mucha plata

para tan poco”

La polémica por la adquisición de la escultura tuvo entonces dos márgenes: uno que defiende la adquisición de obras de arte para exhibición pública y otro que ataca férreamente la gestión, pues la considera inoportuna “ante tanto damnificado por el invierno”, como aseguran los atacantes de ‘La gorda’.

No llevaba muchas horas de instalada ‘La gorda’ y ya le causaba molestia a alguien. No se sabe cómo se suscitó la polémica ni donde encontró caja de resonancia. Lo que sí se sabe es que tanto a nivel en la calle como a nivel político hubo tanto rechazo como aceptación por la adquisición de la escultura.

La polémica tiene dos márgenes: uno que defiende la adquisición de obras de arte para exhibición pública y otro que ataca férreamente la gestión, pues la considera inoportuna “ante tanto damnificado por el invierno”, como aseguran los atacantes de ‘La gorda’.

El alcalde, en medio de la polémica tiene a su favor un argumento de tiempo. Asegura que adquirió la obra hace muchos meses, mucho antes de que hubiesen damnificados.

Sin embargo, para muchos bumangueses consultados por EL FRENTE la adquisición de la obra es un hecho que pone a Bucaramanga como un escenario del país donde se ofrece arte de talla mundial. Para otros, la obra no es el problema sino su costo, dinero que, según dicen, debió ser invertido en ayudas para los damnificados de la ola invernal. El alcalde se defiende.

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