Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
En el momento de depositar el voto, pueden decir los electores por sus candidatos que “la suerte está echada”. Igualmente quienes esperan ser ungidos.
Estas elecciones que culminan hoy domingo, donde muchos aspirantes a los cargos públicos se levantan, para ir a misa, comulgar y arrepentirse de las mentiras que dejaron a en cada reunión, esquina o casas donde presidieron reuniones, solo les queda esperar con las cuentas que han hecho para reunir la cantidad de votos que resulten para llegar a la alcaldía, el concejo y la gobernación, donde les cambiará la vida; porque al salir de la iglesia, cambian la humildad por el ego de la grandiosidad, y de aquellos ateos, para ellos su rebeldía, sin olvidar como llegar al dinero.
Muchos se preguntarán cuánto dinero se gastaron en estas elecciones regionales, donde más de 350 candidatos al Concejo, para llenar 18 escaños, ha sido superada en muchos años, como los mismos cargos para ser alcalde y Gobernador. Sin tener en cuenta que existirá una gran abstención por ese inconformismo de ver una ciudad hecha pedazos, sin imaginar las cifras Billonarias que invirtieron y al ser devueltos, si consiguen el umbral, los gastos en la reposición de los votos, que saldrán de los bolsillos de ciudadanos.
La ciudad, muda y sórdida no será la misma como en otra época que era una fiesta electoral. Hoy un ejército de jóvenes que apoyan las campañas: Serán los capitanes, testigos electorales y observadores del debate. Los otros que se instalan a una cuadra de las mesas de votación, repartiendo los stickers serán voceros de los puestos para marcar el gran tarjetón, el sufragante de los diferentes candidatos.
No me imagino, cómo estarán pendientes para denunciar la compra de votos o de aquellos que llegan en diferentes vehículos, de barrios marginados a los puestos de votación. Esa modalidad del gobierno de Petro, solo busca un populismo. La cultura política, no existe en Colombia, porque continúa la misma politiquería, promovida en las redes sociales por los jóvenes que no han comprendido que el Estado Colombiano, necesita un cambio para bien y no para mal como se sigue llevando. En estas campañas estos imberbes, les falta y les sigue faltando sensatez.
Me gusta cerrar esta columna de opinión, deseándole a quienes ganen, que entraran a un gobierno tortuoso para la clase media y pobre, ante la falta de conocimiento de las realidades que tiene la población Santandereana, como los mismos municipios. Y dejo esta reflexión poética: EL POLITIQUERO.
«El escritor checo, manifestó: una nación que pierde gradualmente la conciencia de su pasado pierde también su identidad»
Hay tantos hombres, como pocos imbéciles, que la angustia, en una plaza vacía, se torna un dolor de estómago para tragarse las mentiras.
Ellos quieren llegar al recinto de los dioses o césares, sin tener el imperio griego y romano. Su título de doctor que le otorga el pueblo, cuando abraza y saluda, en su hipocresía; retrata sin inferir que es un pobre mortal, metido en la ambición del saco roto del fisco.
Sus pasos con la mirada de telarañas y su sombra de paso, cascos de burro suenan torpes; llevan el miedo de un animal, político, que reclama su espacio marcado, donde ni el hambre, la existencia, el desconocido silencio, mira detrás de los cristales, las cosas que por allí pasan, sin vergüenza ajena y corazón mezquino.
Ellos son los que se hacen llamar los padres de la patria, que batallan, como héroes, por un estado corrupto: leyes; desde las poltronas, crean necesidades a la rabia del pueblo, narcotiza los sueños, se parcelan la tierra, luchan por su propiedad privada, tener ese palacio para la reina.
Hay tantos hombres que llegan flacos al palacio y salen barrigones. Hay tantos hombres que llegan pobres y salen con grandes sarcófagos, llenos de oro; mujeres que hablan como gallinas en un gallinero.
Existe tanto politiquero que al país está al orden del día: impuestos, esquilmado, intereses personales, perennes en el santo oficio de los demonios de la patria; hombres compra pueblos se chupan la memoria de los ignorantes con hambre.
