Resumen
El régimen de Bashar al-Assad en Siria cayó tras ataques de grupos rebeldes, poniendo fin a más de 50 años de dominio de la familia Assad. Los rebeldes, con apoyo turco, avanzaron velozmente, capturando Damasco y forzando la huida de Al-Assad. Rusia e Irán no lograron detener el colapso.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)El régimen de Bashar al-Assad llegó a su fin tras una serie de ataques liderados por grupos rebeldes que lograron tomar el control de Damasco. Esta caída pone fin a más de 50 años de dominio de la familia Assad en Siria, abriendo un capítulo incierto en la política y el futuro de la región.
El inicio de la operación rebelde se remonta al 27 de noviembre, cuando fuerzas islamistas de Hayat Tahrir al-Sham (HTS) y aliados respaldados por Turquía lanzaron un ataque desde la provincia de Idlib hacia Alepo. La campaña avanzó a una velocidad vertiginosa, dejando a las fuerzas gubernamentales desbordadas pese a los intentos de respuesta aérea liderados por el ejército sirio y Rusia.
En los primeros días, los rebeldes cortaron la estratégica autopista que conecta Damasco con Alepo, avanzando sobre decenas de localidades clave. Las bajas fueron significativas en ambos bandos, incluyendo la muerte de un general iraní en Alepo, lo que evidenció la vulnerabilidad del régimen incluso con el apoyo de aliados poderosos.
El 1 de diciembre marcó un punto crítico en la ofensiva: los rebeldes consolidaron el control total de Alepo, una ciudad estratégica recuperada por el régimen en 2016 tras una cruenta batalla. Con esta victoria, los insurgentes aseguraron un avance sin precedentes hacia el corazón del poder en Siria. En los días siguientes, ciudades como Hama y Homs cayeron rápidamente, con miles de prisioneros liberados y estatuas del régimen derribadas como símbolo del cambio.
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Para el 7 de diciembre, la situación del régimen era insostenible. Los rebeldes avanzaron hacia Damasco, logrando la entrada a la capital esa misma noche. Durante la operación, tomaron la prisión de Sednaya, un lugar emblemático de las violaciones de derechos humanos del gobierno de Al-Assad. Poco después, se confirmó la huida del presidente sirio en un avión, sellando el final de su mandato.
La velocidad y eficacia de esta ofensiva sorprendieron incluso a los analistas más experimentados. El colapso del régimen se atribuye, en parte, al apoyo logístico y militar de Turquía a los grupos rebeldes, así como a la pérdida de cohesión en las fuerzas leales a Al-Assad. Aunque Rusia e Irán intentaron mantener su influencia con bombardeos y declaraciones de apoyo, estos esfuerzos no lograron detener el avance rebelde.