Calles de Bucaramanga convertidas en los parqueaderos de VEHÍCULOS
Resumen
La congestión y el estacionamiento descontrolado son problemas críticos en Bucaramanga, afectando la movilidad y seguridad. La aplicación de cepos para regular el desorden vuelve a ser un tema necesario para recuperar el orden público en las calles.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Que vuelvan los CEPOS para descongestionar las vías públicas y prohibir la invasión de carros y motocicletas que estacionan en cualquier lugar, sin considerar los derechos de los ciudadanos a la libre movilización, es el clamor general de la gente, que advierte como se descompone el orden en la capital de Santander. Que pueden hacer los agentes de circulación y tránsito cuando los mandan a las calles a realizar operativos que se convierten en un problema social de enorme magnitud, porque los corredores viales están invadidos por los vehículos particulares que estacionan en la céntrica calle 36, en conexión hacia la carrera 15, junto a la plaza de mercado central, donde reina la anarquía.
Que se puede esperar en los alrededores de la Universidad Industrial de Santander donde la invasión de carros y motocicletas multiplica los accidentes de tránsito. Para que se tienen abiertos los parqueaderos públicos, cuando las calles adyacentes a las fábricas de calzado impiden la movilidad. A quien se le ocurre que la calle 36 de Bucaramanga, conocida con el nombre de Avenida Jorge Eliécer Gaitán, tenga que ser invadida por toda clase de vehiculos en medio de un mercado persa que tapona las calles 31, 32, 33, 34, 35, 36 y 37 del centro de Bucaramanga.
Hace varios años, durante la administración del ex alcalde Néstor Iván Moreno Rojas, las multas por la aplicación de los CEPOS eran una fuente de ingresos para autofinanciar a la dirección del tránsito de Bucaramanga. El problema de la terrible congestión se multiplica por los abusos que cometen más de CUATROCIENTOS MIL motociclistas, la mayoría de los cuales intentan cada mañana llegar a sus lugares de trabajo, invadiendo las aceras y desafiando el peligro. ¿Qué autoridad puede tener la fórmula mágica para devolverle el orden y la tranquilidad a los habitantes de Bucaramanga, donde la anarquía en el tránsito automotor es total?
En el Barrio San Francisco y en el Centro de Bucaramanga las fábricas de calzados botan sus retales a las calles esperando que pasen los carros recolectores de las basuras, mientras en las vías públicas estacionan donde les da la gana. Durante la reciente remodelación de las vías adyacentes al Palacio de Justicia, al Parque del Centenario, en las plazas de mercado central, San Francisco y Guarín, no hay la disciplina para imponer el orden. ¡No se puede hablar de ‘Ciudad Bonita’, cuando las paredes de las residencias y negocios perdieron su encanto, porque la invasión del espacio público es de marca mayor!
Bucaramanga dejó de ser una ciudad ordenada cuyas calles fueron invadidas y destruidas por las ciclo-rutas que lo único que sirven es la parquear las motocicletas. Con las ciclorrutas les robaron a los habitantes de Bucaramanga su tranquilidad. Vaya y mire el desorden en los alrededores del Estadio que es otro hervidero de problemas de seguridad para la ciudadanía que frecuenta estos escenarios deportivos.