“Candidatos, no hay plata”

Por: Juan Manuel Álvarez Cruz
De niños muchos nos ilusionamos con el juguete más llamativo, el video juego de última generación o los guayos que utilizaba el futbolista de moda, sin embargo, cuando preguntábamos a nuestros padres si era posible comprarlos, recibíamos como respuesta: “Mijo, no hay plata”. A pesar que la desilusión nos embargaba, aprendimos a crecer con resiliencia, la misma que tendrán los santandereanos al momento de leer la presente columna y comprender que no se podrán materializar las rimbombantes obras de infraestructura e inversión que se han prometido en época de elecciones por escases de recursos económicos tanto en la Gobernación como en las diferentes alcaldías de la región.

En lo que va de campaña, en diferentes espacios de debate los candidatos han podido exponer el conocimiento que tienen de ciudad, dar respuesta a las necesidades de la gente y hacer propuestas en materia de empleo, movilidad, seguridad y vivienda, tales como: subsidios a la tarifa del transporte público, intercambiadores y deprimidos como solución al tráfico vehicular, una super vía de segundo piso que va desde Piedecuesta hasta Colorados, el anhelado Metro de Bucaramanga, cámaras de reconocimiento facial, teleféricos, alimentación al 100% de niños en educación básica, la construcción de miles de unidades de vivienda, entre otras promesas que si bien pueden ser importantes para el desarrollo de la región y muestran una visión magnánima de los aspirantes a servidores públicos, requieren los recursos de ciudades como Doha, Dubai o Abu Dhabi.

Teniendo en cuenta las malogradas arcas de los entes territoriales, es el momento de aterrizar a una realidad de escases y en esta última etapa de campaña electoral, los candidatos deben trabajar con base en los pocos recursos que van a tener para los próximos cuatro años, una economía global en crisis, altas tasas de interés y seducir al electorado con sus dotes de buenos gestores y administradores en tiempos de vacas flacas ante un improbable incremento de impuestos del orden territorial, diferentes a la actualización catastral que es obligatoria. Por ejemplo, en el caso de la Gobernación de Santander, existiendo diversas fuentes de financiación para una obra tan importante como el Anillo Vial Externo, la actual administración optó por la peor de todas, acudir a las vigencias futuras del Departamento provenientes de la sobretasa del ACPM y los dividendos de la ESSA, por valor de $ 480 mil millones, dejando maniatada a la administración entrante, comprometiendo recursos que deberían tener otro destino como inversión social y la ejecución de obras que permitan la conectividad de la región, teniendo en cuenta que, somos el número 24 de 32 departamentos del país en infraestructura vial.

A nivel municipal, según lo revelado por la Unidad Investigativa de Vanguardia, Girón gasta mucho más de lo que recibe por impuestos generando un déficit presupuestal y fiscal que ronda los $28 mil millones y en los últimos años han incumplido pagos a diversos acreedores, lo cual no es buen síntoma del estado financiero de un municipio que, a duras penas tendrá para los gastos de funcionamiento a pesar de las urgentes necesidades de agua potable en miles de hogares precarios, reubicaciones que eviten desastres por el crecimiento del Rio de Oro y aportar recursos a la constitución del nuevo gestor que reemplace a Metrolínea, junto con el pago de la porción de deuda que deje la liquidación. El otro ejemplo por citar es la capital santandereana que, con un endeudamiento superior a los $ 300 mil millones, heredará al próximo burgomaestre obras inconclusas como los colegios INEM, Tecnológico y Santander; el pago de deudas generadas por la liquidación de Metrolínea S.A. y la constitución del nuevo ente gestor; las obras de estabilización en la Comuna 14 y la escarpa occidental; la devolución del aumento del impuesto predial generado por la actualización catastral del año 2019 con retroactivo; la recomposición del alumbrado público y una  inversión gigante en la recuperación del tejido social y el ornato, por citar unos de los tantos requerimientos que tiene una ciudad que está a la deriva.

Aunado a lo anterior, tanto candidatos como comunidad en general deben tener en cuenta que el Gobierno Nacional desde el Plan Nacional de Desarrollo tiene un objetivo implícito de superar la división político – administrativa territorial existente a partir de diversos instrumentos para regionalizar el territorio que demandará recursos que no llegaran directamente a las alcaldías, más allá de la cofinanciación al nuevo sistema de transporte, previa actualización catastral de los municipios según modificación del artículo 2 de la Ley 310 de 1996 en su parágrafo séptimo, la implementación correcta del Catastro Multipropósito y proyectos macro de conectividad que están destinados para red vial nacional. Actualmente, las obras de mitigación que requiere de carácter urgente el barrio Miramanga y debían ser construidas por la Alcaldía de Bucaramanga, están a la espera de aprobación de Gobierno Nacional para que se haga cargo de ellas; mientras personas ponen en riesgo sus vidas, ven como el municipio prioriza destinar dineros al embellecimiento de parques.

En ese orden de ideas, ante unas finanzas públicas territoriales deficientes y un Gobierno Nacional con prioridades diferentes a lo propuesto por candidatos, es necesario “un modelo de planeación que gestione lo cotidiano”, tal como lo manifiesta el urbanista socorrano Leonel Miranda, que solucione los problemas más próximos del ciudadano como lo es la recuperación del espacio público, optimizar los pocos recursos existentes con ideas innovadoras que no requieran obras suntuosas, buscar diversas fuentes de financiación que no impliquen endeudar al municipio en tiempos de altas tasas de interés, trabajar de la mano con el sector privado, reducir el gasto público y priorizar obras e inversiones teniendo como eje la protección y dignificación de la vida, porque el gran reto para nuestros próximos dirigentes será sacar adelante una región con los bolsillos vacíos.