Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Desde hace varios meses ronda por el despacho del presidente de la República, Gustavo Petro Urrego, la información y la intención de crear un nuevo cuerpo de infantería al servicio del jefe del Estado, compuesto por milicias similares a las que utilizaron en Venezuela para impedir el golpe de estado que se vendría fraguando desde sitios recónditos, donde las guerrillas criminales y los grupos de narcotraficantes están esperando la amnistía y el indulto que compraron con la plata prometida y recaudada para financiar las elecciones presidenciales.
El presidente Petro actúa con desconfianza frente a las fuerzas militares y de policía, no obstante haber retirado del servicio a toda la cúpula de la fuerza pública, alrededor de noventa (90) oficiales de la más alta graduación, entre Mayores Generales, Brigadieres Generales y Coroneles llamados a calificar servicios. Bajo cualquier pretexto, el gobierno izquierdista sacrifica a sus mejores unidades, con tal de provocar un relevo generacional en la línea de mando y abrir nuevos espacios para los coroneles que se vienen preparando para el ‘cambio de actitud’, que impone el cambio en la filosofía política de la administración central.
Las milicias serían un nuevo cuerpo armado al servicio del Presidente de la República, con una motivación ideológica de izquierda para saber en cada población a quienes es necesario proteger y quienes deben ser condenados al destierro de sus estancias campesinas, donde se crearán, además, sindicatos de pequeños propietarios a quienes el gobierno quiere incorporar a una ‘Ley de Reforma Agraria Integral’, incluida la compra de tierras por las cuales existe el propósito de un nuevo reparto del derecho a la propiedad.
Se sabe que ya existe una escuela de milicias, donde serían incorporados muchos de los jóvenes rebeldes que participaron en las protestas callejeras de hace dos años, cuando declararon el ‘paro nacional indefinido’ con participación de los sindicatos de las centrales obreras y organizaciones estudiantiles de las universidades públicas. El propósito de convertir a Colombia en un enclave comunista no se detiene. Por el contrario, el presidente Petro amanece cada día más agresivo contra sus adversarios, utilizando un lenguaje pendenciero y altanero, como el que utiliza para descalificar las opiniones del expresidente Iván Duque Márquez.
Cuando Gustavo Petro asumió las funciones presidenciales muchos creyeron que se iba a mantener el reparto de cuotas burocráticas para los partidos políticos de centro, como el liberalismo, que reclamaba su derecho a manejar la Contraloría General de la República y algunos ministros fueron de filiación política diferente al pensamiento presidencial. Hoy forman parte del gabinete ministerial solamente aquellos que han asumido una actitud de complacencia con las nuevas teorías y los nuevos repartos de poder, donde hay varios líderes sindicales que manejan los ministerios de minas, educación, salud y trabajo, cuya servidumbre de cortesanos incondicionales del régimen es la única carta de recomendación para pertenecer a la burocracia oficial.