Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Mi abuela paterna fue la bibliotecaria del Colegio Universitario de Vélez toda su vida hasta que salió pensionada. Siempre promulgó su admiración por Jorge Luis Borges, que también había sido bibliotecario. Mijo, no cualquiera puede leer a Borges, me contestó una vez cuando le dije que no lo entendía y que era aburrido.
Debo aceptar que nunca he sido un gran lector. No soy de los que se sientan a leer un libro y lo "devoran" hasta terminarlo. Si un libro me aburre, yo soy de los que para. Aunque eso ocurra exploro diferentes estados de ánimo. Por ejemplo, con Rayuela, hice tres intentos hasta que lo pude leer. Igualmente con Boom de Mo Yan. Pero definitivamente, el más complejo, fue "Ficciones" de Borges.
El libro se divide en dos: "El jardín de senderos que se bifurcan" y "artificios", y es una colección de cuentos que explora temas complejos y filosóficos. Como mal lector que soy, tengo derecho a decir que, al principio, fue ladrilludo, pero reconozco que "la biblioteca de babel" ha sido el cuento más perfecto que he leído, por lo que quiero exponerlo y compararlo con la realidad política y económica de Colombia.
La historia está ambientada en una biblioteca infinita, universal, y es una exploración metafísica y filosófica de la búsqueda, la eternidad y la futilidad de la existencia humana. Los bibliotecarios, que se dedican a explorar los pasillos interminables, han dividido la biblioteca en hexágonos llenos de libro que contienen combinaciones de letras, es decir, en la biblioteca se encuentran todas las obras posibles que se pueden crear a partir del alfabeto.
El narrador reflexiona sobre la vastedad de la biblioteca y lo inútil que es encontrar todo en semejante infinitud. Aquellos que están ahí, han dedicado su vida a buscar un libro específico que contenga el conocimiento definitivo, la respuesta a todas las preguntas, pero no han tenido éxito. Muchos perdieron la cordura ante la imposibilidad de hallar un propósito en medio de tanta epistemología y, a pesar de todo lo que se aprende, la desesperación persiste.
En Colombia creímos detectar ese libro celestial y lo alquilamos confiados en que la "corrupción" era la cura para nuestros males. Escuchamos a políticos, economistas, periodistas, obispos, mendigos, asesinos, todos justificando su actuar, orgullosos de su conclusión y levitando sobre un pantano de mierda dando cátedra sobre aquello. Muchos de ellos, vomitando palabras como "hay que leer", se creen más inteligentes por decirlo.
Sin embargo, tan errónea ha sido la elección de ese libro que, en última instancia, "La biblioteca de babel" desafía la idea de que el pueblo colombiano puede alcanzar un saber absoluto, más si nos insta a abrazar la búsqueda constante con un fin altruista, incluso si nunca llegamos a una respuesta definitiva.
El padre Ignacio Larrañaga (qepd) en su extensa obra destacaba que al reconocer la insignificancia humana, podemos abrirnos a la gracia divina y espiritual. En la economía y en la política debemos hacer lo contrario. Nuestro voto no es insignificante porque es una acción, lo insignificante es nuestra opinión. Es preferible que la democracia muera por las armas a que se acabe por la desfachatez de vender nuestra conciencia al ignorante que cree tener todo el entendimiento. Podemos abrazar la incertidumbre y la búsqueda de la verdad como aspectos esenciales de la condición humana, pero debemos ser certeros en nuestras apreciaciones para saber qué país les vamos a dejar a las futuras generaciones.
