Resumen
El Grupo Prodeco terminó su explotación de carbón en el Cesar en 2021, dejando incertidumbre económica y problemas de salud y medioambientales. La transición energética continúa, pero las comunidades piden mayor participación en el proceso de cierre de minas.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)En 2021, el Grupo Prodeco, una empresa subsidiaria de Glencore, anunció inesperadamente su renuncia a los títulos mineros en el Cesar, poniendo fin a más de dos décadas de explotación de carbón en la región. Este cierre afectó a miles de trabajadores y dejó a las comunidades dependientes del carbón enfrentando un futuro incierto. Tres años después, visitamos la región, considerada un "piloto de la transición energética" en Colombia, para evaluar las consecuencias y desafíos que han surgido.
En el auge de la minería, La Jagua de Ibirico y otros municipios del Cesar experimentaron un crecimiento demográfico y económico significativo. Lo que solía ser una comunidad agrícola y pesquera se transformó en un centro de actividad minera, atrayendo a trabajadores de diversas partes del país. Sin embargo, el cierre de las minas ha dejado a estas poblaciones enfrentando serios desafíos económicos y sociales.
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El legado de la explotación minera no se limita a la economía. La contaminación generada por el polvillo del carbón ha afectado la salud de los habitantes, con un aumento de enfermedades respiratorias, especialmente entre los niños. Un estudio de la Universidad Nacional en 2013 y una revisión de 2020 en la revista Environmental Research evidencian los efectos nocivos del polvillo de carbón. Además, la actividad minera ha dejado secuelas en el medio ambiente, con impactos en los ríos y bosques de la región.
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El Grupo Prodeco y otras empresas mineras como Drummond y Colombian Natural Resources están trabajando en los planes de cierre de las minas, los cuales incluyen medidas de compensación ambiental. Sin embargo, la Contraloría ha señalado deficiencias en la implementación de estos planes, y las comunidades afectadas han demandado mayor participación en el proceso de cierre. Aunque algunas reuniones de socialización han tenido lugar, las comunidades sienten que su voz no ha sido realmente escuchada.
La transición energética en el Cesar es un proceso en curso, con la producción de carbón disminuyendo significativamente. Los habitantes de la región, como Domélica Muñoz, quien trabajó en la minería durante 17 años, ahora se preguntan de qué van a vivir tras el cierre de las minas. Mientras tanto, las autoridades deben asegurarse de que las empresas cumplan con sus obligaciones de compensación y que se lleve a cabo una transición justa que ofrezca alternativas económicas sostenibles para la población.