Resumen
Un motociclista en Bucaramanga tuvo una confrontación con dos hombres en un vehículo debido a un cercano acercamiento. Sin embargo, los hombres sorprendieron al agresor huyendo y obligándolo a continuar su camino, provocando risas entre los testigos.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Las calles del centro de Bucaramanga se convirtieron en una singular escena que fue captada en video.
Se trata de un episodio de aparente intolerancia en el que hay una confrontación entre un motociclista y los dos ocupantes de un vehículo que transitaba sobre la calle 34 con vidrios oscuros, circunstancia que, aunque al principio parece no tener relevancia, sí resultó importante al final pues propicio un giro que le arrancó carcajadas a más de un desprevenido testigo del suceso.
Resulta que en el video se observa que la riña aparentemente inicia por el inusual acercamiento del conductor del carro al motociclista, lo que desencadena la ira del motociclista, quien reacciona con una actitud provocadora, vomitando con la velocidad de una metralleta palabras de grueso calibre contra el conductor del vehículo.
Hasta ahí podemos decir que la escena va normal pues hay que decirlo con toda sinceridad, en Santander vivimos energúmenos e intolerantes y ante cualquier factor de disgusto normalmente reaccionamos con violencia.
Pasan cerca de 50 segundos cuando el cortometraje, que parece idea de un influencer bumangués en busca de fama con la generación de experimentos sociales, da un giro inesperado pues del vehículo, del diminuto carro, salen dos ocupantes de apariencia alta y robusta, macancanes dirían en la calle.
Al salir del carro, los hombres luego de encarar al motociclista inician un corretero gracioso alrededor del carro, pues el motociclista, al ver que los objetos de su provocación escapan a las habilitades pugilísticas que pretendía evidenciar segundos atrás como un perfecto provocador, no solo guarda silencio sino que también empieza a huir cobardemente cual gallina huyendo de un matarife.
Finalmente lo alcanzan y en vez de apalearlo lo suben bruscamente a la moto, y hasta el casco le ponen, para luego extenderle el brazo hacia el sentido de la vía, en una imperativa orden de que continúe su camino, calladito.
Por supuesto, la escena termina con los efectos sonoros de las reacciones de los testigos quienes envolvieron el episodio con carcajadas y rechiflas contra el motociclista.
Cabe recordar que episodios de esta naturaleza se han vuelto comunes en el centro de Bucaramanga donde algunos influencers protagonizan episodios de aparente alteración de orden público que finalmente resultaron falsos. Incluso, la Policía Metropolitana de Bucaramanga ha tenido que salir a aclarar que tal o cual hecho que aparentemente era delictivo, finalmente resultó ser un montaje.
