Resumen
Tanto la mujer que realizaba la llamada como el hombre que la atendió eran reclusos en la cárcel.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)"Del mismo call center pero de distinto pabellón", así se refirieron los ciudadanos que conocieron la curiosa noticia del incidente que involucró a una mujer que se hizo pasar por una “ejecutiva financiera del banco Davivienda” y a un hombre identificado como Harvey Alberto Sáenz, quien fue la presunta víctima de la estafa.
La llamada comenzó con la mujer afirmando ser una “ejecutiva financiera” de Davivienda y expresando “su objetivo de informar a Sáenz sobre los beneficios implementados para los clientes del banco”. Sin embargo, unos minutos después, antes de que la llamada avanzara en su presunto intento de estafa, Sáenz sorprendió a la mujer al preguntar en qué cárcel se encontraba ella.
Esto reveló que tanto la mujer que realizaba la llamada como el hombre que la atendió eran reclusos en la cárcel. “¿En qué cárcel está?, yo estoy en la de Girardot, en El Diamante”, le pregunta el hombre.
La mujer luego se ríe y le contesta: “yo estoy en la (cárcel) de Bogotá”. “Se equivocó, ¿oyó?”, “la buena, ya sabe, ya le escribo por el WhatsApp”, dice el hombre. “Ya sabe, facturando a lo lindo. La rebuena, ya sabe, solo sietes”, concluye la mujer.
Este hecho resalta la necesidad de cuidarse con este tipo de llamadas realizadas desde los centros penitenciarios.
Esta práctica delictiva consiste en hacer llamadas telefónicas fraudulentas para engañar a las personas y robar información confidencial.
Los estafadores se hacen pasar por instituciones legítimas, como bancos o empresas de telecomunicaciones, y llaman a personas con la intención de obtener información personal o financiera.