Resumen
En 2020 se celebra el 800 aniversario del pesebre navideño, una tradición iniciada por Francisco de Asís en 1223. Su popularidad creció en el siglo XVII y XVIII, con diferentes características en países católicos. Desde 2018, el Vaticano exhibe nacimientos de todo el mundo.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Este año marca el octavo centenario del pesebre navideño, desde su humilde inicio en una cueva austera hasta la proliferación de las reconocidas figuras. La historia se remonta a 1223, cuando Francisco de Asís, tras su viaje a Tierra Santa, creó un belén viviente en Greccio, Italia. Este evento simple, con un buey y un asno, marcó el comienzo de una tradición que celebra la humildad divina.
A lo largo de los siglos, la devoción al Niño Jesús y la representación del belén se expandieron. En el siglo XVII, la devoción creció, especialmente con belenes de origen napolitano. En el siglo XVIII, surgieron pesebres familiares con figuras móviles, coincidiendo con el auge de los juguetes infantiles.
Eventos históricos, como la Revolución Francesa, contribuyeron a la multiplicación de belenes en el ámbito privado. Con la proliferación de creadores de figuritas, los pesebres familiares se popularizaron y se diversificaron con personajes de la vida cotidiana e incluso figuras contemporáneas.
La tradición establece la instalación del belén a principios de diciembre, colocando a Jesús en Nochebuena y a los Reyes Magos en la Epifanía. Aunque los protestantes no adoptaron esta tradición, los países católicos han desarrollado particularidades locales, como los "retablos" peruanos, las "pirámides de Navidad" alemanas y los "szopkas" polacos en aluminio de colores.
Desde 2018, el Vaticano exhibe nacimientos de todo el mundo, y la ciudad de Greccio celebra durante este año el 800 aniversario de esta entrañable tradición.