Problemas municipales, soluciones regionales y metropolitanas

Por: Juan Manuel Álvarez Cruz
Las elecciones regionales en Santander se han tomado el protagonismo de las noticias en medios de comunicación y redes sociales, lastimosamente no por la excelsa calidad de las propuestas o confrontaciones ideológicas en una región que requiere un modo diferente de hacer las cosas, sino por la descalificación del adversario con gritos, señalamientos injuriosos y montajes burdos que laceran la democracia, alimentando el fanatismo irracional en el elector que desemboca en populismo. Mientras estamos imbuidos en ese marasmo electoral, haciendo fuerza por el candidato de nuestra preferencia y compartiendo fake news en redes sociales, los problemas que tanto se pregonan en diferentes foros y debates, continúan y nos perjudican gravemente como la inseguridad, tener una capital como Bucaramanga incomunicada por imprevistos como el deslizamiento en la vía a Barrancabermeja, una movilidad en caos, crisis económica en los hogares, un tejido social roto, una población con problemas de salud mental y una alta desconfianza en las instituciones públicas.

A pesar que tenemos una región sobre diagnosticada, tanto las actuales administraciones como las propuestas de las venideras evidencian un modelo caduco de planificación de ciudad, planteando soluciones aisladas de sus municipios vecinos y socios comerciales, sin oportunidad de una articulación basada en el respeto a la diferencia y autonomía territorial más allá de un timorato y vacuo slogan de “ciudad metropolitana”. Prueba de lo antes dicho es el proyecto de revisión excepcional del Plan de Ordenamiento Territorial – POT, presentado al Concejo Municipal de Bucaramanga el pasado 1 de octubre que, en mi concepto, no cumple con la prevalencia de nivel 5 del artículo 10 de la ley 388 de 1997 por ausencia de un Plan Estratégico Metropolitano de Ordenamiento Territorial - PEMOT que permita ordenar el suelo de los 4 municipios, que incluya hechos metropolitanos como la gestión de residuos sólidos, el ordenamiento territorial rural, la vivienda popular y la solución a la movilidad desde la descentralización económica a favor de los demás municipios, generando menos desplazamientos y mayores proximidades para sus habitantes, porque el primer problema que tiene la movilidad en el area metropolitana de Bucaramanga es la pésima ordenación con planes que datan del año 2003, por citar el ejemplo de Piedecuesta.

Aunado a lo anterior, y la ausencia de proyectos de imperiosa necesidad como la construcción de un carril exclusivo para el Sistema de Transporte Masivo que conecte Colorados y el norte con el resto de la ciudad, no hemos comprendido que hay vida más allá de Bucaramanga. No se trata de obligar a municipios como Rionegro o Lebrija que hagan caso a las ordenes impartidas desde la capital santandereana, máxime cuando la mayor actividad económica que desarrolla es el comercio y los servicios, por lo tanto, necesita de los demás para su crecimiento en términos económicos. Colombia no es un país rural, el desplazamiento hacía las ciudades va en crecimiento por las oportunidades que estas brindan, economía de la aglomeración, y la capacidad de independencia y autonomía frente a un Estado centralista aumenta cada vez más, razón por la cual, las conexiones con socios comerciales históricos que traspasan en algunos casos los límites departamentales como el sur del Cesar con Aguachica a la cabeza, Cúcuta y regionales como Barrancabermeja, San Gil y municipios de la Provincia de Soto Norte requieren un cambio en el relacionamiento, crear una red de municipios con intercambios comerciales, que compartan buenas prácticas y sean instancias de solución de problemas con metas construidas entre todos, en pro de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible que mejoren las condiciones de sus habitantes.

Sin embargo, ese sueño utópico de una mejor planeación que traspase los límites de Bucaramanga, con un POT que se articule de manera armoniosa con el PEMOT y el Plan de Ordenamiento Departamental - POD, y la creación de objetivos conjuntos con diversos municipios bajo el liderazgo bumangués, no será posible si se continúa con la idea del Distrito Metropolitano que absorba los demás municipios, eliminándolos a merced de las necesidades de un gigante que pretende engullirlos a todos sin razón de ser. Es imposible tener una relación franca y diáfana con cualquiera de los alcaldes del AMB si desde la campaña, no se respeta la autonomía territorial y política de los demás, amenazando con su desaparición bajo el argumento que “somos una sola ciudad”. La posición dominante de Bucaramanga a futuro está en juego y depende de su capacidad de liderazgo continuar como eje del desarrollo del oriente colombiano si tenemos en cuenta la potencialidad de crecimiento económico y territorial que tienen municipios como Girón, Floridablanca, Piedecuesta y Lebrija. Es el momento de demostrar que en Santander podemos trabajar en equipo y superar el individualismo para enfrentar los retos que se avecinan como región, con un punto de partida, cambiar el “voy a hacer” por el “vamos a hacer”.