Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)A pesar de los esfuerzos de las diferentes administraciones departamentales por resolver los apremiantes problemas de la malla vial, que cuentan con mas de 65.000 kilómetros de carreteras de penetración, registramos un retraso de cuarenta años en las comunicaciones terrestres. Cuando se construyó la carretera Los Curos – Málaga, para conectar con las doce poblaciones de la aguerrida provincia de García Rovira, desconocieron la importancia de haberlo hecho por la margen del Río Chicamocha, a conectar con los municipios de Cepitá, San Andrés, Molagavita y Capitanejo, que hubiese permitido conectar con Málaga, San José de Miranda, Enciso y Carcasí, para atravesar el famoso y legendario Páramo de Almorzadero, por la región de Peralonso hacia los Llanos Orientales.
En el trazado de la carretera Barbosa, Vélez, Landázuri y Cimitarra por el antiguo camino de herradura, por donde los arrieros transportaban en sus recuas de mulas los cargamentos de panela, café y cacao, hacia la región del Magdalena Medio, no hubo los estudios geológicos que detectaran la inestabilidad de los suelos, que siguen siendo un dolor de cabeza para las administraciones municipales y departamentales, que aún no han podido conectar a Santa Helena del Opón, por la región de El Gualilo con otros centros poblados ubicados en los despeñaderos de la Cordillera de Yariquies.
Hubo un ilustre exgobernador de Santander, el abogado Jorge Agustín sedano González, que llevó a las regiones más apartadas del departamento los ‘Caminos de Paz’, cruzando los ríos Cimitarra, Carare, Opón, con la Provincia Petrolera de Mares, que lleva esa denominación en homenaje al señor Roberto de Mares, primer explorador de los campos petroleros de La Cira Infantas en Barrancabermeja. ‘La Ruta del Petróleo’ trazada hace un siglo entre el puerto petrolero y los municipios de San Vicente de Chucurí, Betulia, Zapatoca, La Fuente, Galán y El Socorro para transportar los combustibles provenientes de la refinería y el asfalto que necesitó Colombia para pavimentar las carreteras del centro y sur del país.
Los gamonales de la ciudad de San Gil no han dejado terminar la construcción y pavimentación de la carretera Charalá –Duitama, que conectaría los municipios de Encino, Ocamonte y Coromoro, otra vía de comunicación hacia el departamento de Boyacá y han sido incapaces de construir la variante de ocho kilómetros programada hace doce años para desviar el tráfico pesado de la vía nacional que atraviesa la zona turística de ‘La Perla del Fonce’. Ha pesado mucho mas el concepto de ciertos historiadores que prefieren proteger los caminos de herradura que construyeron los Indios Guanes, que permitir esta obra de progreso, que beneficia también a los municipios de Pinchote y Cabrera.
Meritorios los esfuerzos de las señoras alcaldesas de El Socorro, Claudia Luz Alba Porras Rodríguez; de Galán, Sofía Medina Serrano y María Edith Prada Galvis; que han liderado las obras de pavimentación de la nueva vía construida por la margen occidental del Río Suárez, que recibe las aguas de la quebrada La Cinco Mil, quebrada La Robada y otras vertientes, porque ellas han sido mejores administradoras de los recursos públicos, transformando positivamente la vida de las comunidades aldeanas de Galán, Simacota, El Hato y Palmar, que hoy tienen mejores carreteras. .