Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Hace medio siglo, cuando se inauguraron las obras de la primera ‘Autopista a Barrancabermeja’, la naturaleza le pasó factura a la improvisación, porque nadie creía que existiera un ‘Nido de Coluviones’ que hicieran mucho daño en el trayecto contemplado entre el Rio Sogamoso y el corregimiento de Portugal, del municipio de Lebrija, como acaba de ocurrir en la madrugada del pasado domingo, cuando miles de toneladas de piedra y barro reventaron la capa asfáltica, por el sobrepeso de los materiales que se desplazaron desde la vereda Lisboa, destruyendo casas y sementeras de medio centenar de familias campesinas, que viven del producido del cacao, del café, de los cultivos de frutas, de la producción de legumbres y del funcionamiento de restaurantes a la vera del camino.
Las primeras víctimas de la improvisación en 1974 fueron los ingenieros de la Empresa Constructora SIAC LIMITADA, que murieron de pena moral, perseguidos por la clase política y que fueron acusados de corrupción en el más alto grado, porque cada que caían los primeros aguaceros se producían desplazamientos de la corteza terrestre. Se afirmaba por aquella época que ‘había sido mejor construir un tapete a punta de billetes de diferentes denominaciones elaborados por el Banco de la República, que extender miles de toneladas de asfalto, que se tragó la cadena de montañas desde la margen del río Sogamoso hasta los humedales de la vereda Lisboa, muy cerca al cruce de la vía que conduce a San Vicente de Chucurí’.
Todavía se escuchan en el hemiciclo del Capitolio Nacional de Colombia los alaridos de los parlamentarios santandereanos Jaime Serrano Rueda y Ramiro Blanco Suárez (ya fallecidos), denunciando los errores de planeación en el trazado de este corredor vial, que ha debido seguir la ruta natural de los caminos de herradura que conducían a la hacienda de Montebello, donde el trotamundos alemán Geo Von Henrich Lengerke soñaba con la construcción de una réplica del condado de Bremen para levantar otro centro poblado en la margen de la actual represa del Topocoro, que abastece de agua a la Central Hidroeléctrica del Río Sogamoso, otro sueño de los santandereanos que esperamos medio siglo para su realización.
Nuevos líderes de la Sociedad Santandereana de Ingenieros, que habrán leído la historia del proyecto de la ‘Ruta del Cacao’, recordarán las opiniones del ingeniero santandereano Jaime Suárez Díaz, reconocido como uno de los mejores líderes de su profesión en el país, explicándoles a los jóvenes ingenieros de la última generación, el peligro de los ‘Nidos de Coluviones’ que pueden arruinar cualquier mega-proyecto de desarrollo vial que se quiera ejecutar entre el rio Sogamoso y el corregimiento de Portugal, en el municipio de Lebrija.
Y se revive la historia del abogado Julio César Almeyda Quintero, igualmente fallecido años después de haber lanzado la idea de construir un acueducto regional junto a las esclusas de la Central Hidroeléctrica del Río Sogamoso, que apenas aparecía en el pensamiento de otros grandes líderes santandereanos como Daniel González Plata y Eduardo Remolina Ordóñez, también fallecidos y que tuvieron la iniciativa de luchar por el desarrollo eléctrico del departamento. La autopista Ruta del Cacao, condenada al fracaso por el desplazamiento del cerro que separa el corregimiento de Portugal y la vereda Lisboa del municipio de Lebrija, ha debido construirse por la margen del río Sogamoso a conectar con el sitio que hoy ocupa el puente Gómez Ortiz de la vía Girón - Zapatoca. ¡Se habrían ahorrado algo más de un billón de pesos, de los dos billones setecientos mil millones de pesos que deberemos pagar durante veinte años en las estaciones de peaje del Alto de Palonegro, de los túneles de La Sorda y La Paz, y del costosísimo peaje que se viene cobrando cerca de Barrancabermeja!