Samaritano farsante

Dice una frase de cajón: “es mejor dejar así”, para no complicarse más tras enfrentar el entramado de una injusticia. Aceptarlo sólo abre el camino para que se siga consintiendo esa infamia y otras, además del dolor que produce ese acto de maldad asistido por la injuria y el golpe bajo contra la dignidad humana de una persona.

Es desalentador que un malvado bajo la supuesta pretensión de rescatar de la maldad al prójimo procure destruir la dignidad de otro, más aún, cuando personas inocentes terminan aliadas, cómplices y víctimas al mismo tiempo de esa calumnia por obedecer a la lealtad, gratitud o temor. Difícil definirlo, pero es devastador.

Esas mal llamadas prácticas (injurias) de heroísmo son frecuentes, y tienen como fin aparentar la “noble” intención de proteger la dignidad de una persona a costas de otra. Así es la máscara del “buen samaritano” capaz de mostrarse socialmente como un ser humano “honorable, honesto y sensible”, pero, lamentablemente, no pasa de ser un salvaje hipócrita” que se aprovecha de su investidura para destruir una relación profesional, afectiva, y una familia. De ahí, el odio de la nada y el resentimiento de los humanos que finalmente también resultan víctimas de estos honorables héroes.  ¡Así actúa la maldad!

“Dejar así” pasa a convertirse en una frase cómplice para obstaculizar el camino de la verdad al daño causado, pero estos malhechores realmente lo único que intentan es mantener la potestad del mal bajo reserva. ¡Quien aconseja nunca pierde!, pero, abrazar a su víctima para “consolarla” en seguida del dolor que le causó, más allá de considerarse hipocresía es un acto de inescrupulosa maldad. 

Dejar así, no se trata de encontrar el perdón ni olvidar el apoyo sensible recibido por parte de los mediadores, que con pleno conocimiento de la maldad intervienen con sevicia, sin escrúpulos, y con el mismo tizón de la crueldad (estaca sobre estaca) solo pretenden eliminar todo rastro de dolor causado.

¿Hasta dónde, el profesionalismo, la sabiduría y el don de servir puede enclavar la estaca de la misma leña en el alma de sus víctimas para eliminar rastros? ¿Se trata de astucia?

Hay acciones perversas que no merecen “dejarse así”, es necesario restablecer la dignidad de las víctimas, desenmascarar al villano de la historia que abusó de su posición, condición y confianza para confundir al inocente. Este es un tema difícil de abordar lamentablemente, porque aun así el “depredador de dignidad” continuará embistiendo por la espalda con la más letal de sus municiones: Una versión falsa, un te quiero y un par de abrazos.

El traidor construye una versión amañada e impone encubrirse con el silencio de sus cómplices y víctimas promoviendo así la maldad contra otros de sus caídos; y argumentando lealtad, concluye con la célebre frase: “dejen así, y listo!”

Abordar el espinoso tema de la hipocresía y la maldad, es un tema rancio, pero “dejar así” nunca será suficiente y mucho menos se puede permitir que continúe la desintegración familiar, el honor de una familia, un hogar o un amigo por estas detestables acciones. No se puede dejar así. ¡Jamás!