Santander y su nuevo impuesto de seguridad
Resumen
El gobernador Juvenal Díaz Matéus asegura la aprobación de una nueva tasa de seguridad en Santander, a pesar de oposición inicial. Las preocupaciones sobre su implementación y eficacia persisten, pero la esperanza de mejorar la seguridad es el objetivo principal.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Por: Oscar Jahir Hernández Rugeles
La nueva tasa especial de seguridad propuesta por el gobernador Juvenal Díaz Matéus, ya tiene su destino asegurado: será aprobada a pesar de los reclamos de algunos de los diputados y el rechazo personal de una parte del sector político de la ciudad. Los ciudadanos aún ni siquiera entienden de qué se trata todo esto, porque lamentablemente los videos de indignación en redes le ganaron la narrativa al gobierno departamental, el cual tuvo que salir a dar explicaciones antes que dar argumentaciones.
El general Díaz es experto en dar batallas en solitario, no solo porque le gusta, sino porque en el fondo entiende que la dialéctica de algunos de sus secretarios de despacho parece no ir más allá de simples alabanzas en Twitter, recordando mucho a Gustavo Bolívar con su “yo a usted lo amo presidente”, aunque Bolívar, al menos, haría el esfuerzo de cambiarse la chaqueta marrón si lo nombraran secretario de algo. Fue por eso por lo que se vio al gobernador afrontando el debate en todos los medios de comunicación y poniéndole la cara a los gremios que inicialmente rechazaron la iniciativa, pero que luego, al más puro estilo de algunos políticos locales como el concejal David Cavanzo –famoso por indignarse primero y apoyar después–, terminaron respaldando la propuesta y agradeciendo la oportunidad de “construir un mejor Santander”.
Siendo así las cosas, con el apoyo de los empresarios, los votos de los diputados y una explicación más clara y directa con los ciudadanos, la tasa de seguridad será una realidad para los santandereanos de estrato 4, 5 y 6 durante los próximos tres años, teniendo que resolverse en el debate todavía algunas cuestiones, como por ejemplo que en Floridablanca dicha tasa ya se paga en el predial, la discriminación de las tarifas entre los sectores residenciales y los comerciales e industriales, las exenciones a quienes ejercen labores sociales de beneficencia y la decisión que habrá de tomarse con los municipios de alta demanda energética por condiciones climáticas especiales.
Afirmar que a la gente le gustan los impuestos es imposible, especialmente cuando están cansados de ver que lo recaudado termina en los bolsillos privados de unos cuantos, pero la fe en que las cosas se hagan bien sigue permaneciendo intacta en el corazón de las personas, o de otro modo hace mucho tiempo se habrían acabado las elecciones. Si este impuesto va a ser aprobado por los diputados, al gobierno le queda la tarea de hacer algunos cambios mientras el gobernador demuestra que tiene la razón en este intento.
La tarea de socializar y defender este tema debe seguir, porque las demandas no se harán esperar y la oposición no abandonará sus luchas. Si los santandereanos van a asumir este sacrificio económico en nombre del proyecto político que lidera el general Díaz, es imprescindible que la seguridad mejore de manera tangible en el corto plazo, o de lo contrario, se habrá dilapidado innecesariamente un importante capital político que dolerá por años.