Señor Empresario

Por: José Caicedo Solano*

Hay ciertos principios u ordenes que conllevan a ser un buen empresario: Debe presentar a la sociedad, bienes y servicios de buena calidad con la mejor intención de llenar esa necesidad que busca el demandante. Recordemos que el cliente, así sea un par de zapatos, un vestido, un carro, etc., que compre, no solo está adquiriendo un producto, sino llenando una necesidad, como es el de sentirse estrenando, tener al fin lo que ha deseado, llenar su ego con un vehículo nuevo. Las necesidades primarias como son las del alimento y la seguridad son un componente de alto valor espiritual porque con un cuerpo sano, el alma o la inteligencia, quita la tentación de ser perverso y volverse petrista, con el remoquete de mediocre.

El empresario debe agremiarse; tiene que existir un ente que dé fe de su existencia como mercader. Aquí lo más representativo es la Cámara de Comercio. Pero hay que hacer la salvedad, que existe en todo Colombia, no miles, sino cantidad en millones de “pequeños microempresarios”, así como lo ha leído, en donde ya casi, desapareció la tienda del barrio por la infinidad de negocios de toda índole, en donde por ejemplo, del solo peluquero del barrio se pasó a ocho o más salones de belleza y estilistas, de hombres, mujeres, de los otros y de las otras. Estos “rebuscadores” con el apelativo de gracia de producir ingreso, llamados ahora, emprendedores, deben estar excluidos de un gravamen de impuesto e inclusive la Cámara de Comercio, que nunca presenta los Estados Financieros, pero que todos sabemos que tiene disponibilidad de efectivo por montones, debería acogerlos gratuitamente, porque el solo hecho de tener un negocio para que “yo mismo” me gane al menos el sueldo mínimo, es mucho que decir.

Los gremios deben tener, no solo una representatividad del empresario, sino el peso, la capacidad, el conocimiento de sus tareas, en donde puedan “codearse” y hablar con altura con los entes del grupo mayor, como son los tratados internacionales de comercio y también con la clase política, en el buen sentido de la palabra, con el fin que las leyes y los actos administrativos, sean el producto de llevar un bienestar del ente económico, que es el desarrollo humano.

Muy raras veces, como asesor empresarial que soy, he visto que una empresa se desarrolle con su Capital Propio; siempre se tendrá que acudir al crédito. Los invito a que lo hagan en las instituciones financieras vigiladas por el estado, que es más barato, no tiene codeudores, se le pagan menos intereses que a su compadre el agiotista y mantiene una formalidad y orden en su caja de riqueza llamada empresa.

No se requiere ser un archimillonario, para tener la calidad de empresario. Su consultorio como profesional, su venta de frutas, su salón de peluquería, su taller de mecánica, su propiedad como dueño de un taxi, su minirestaurante y otros más son todos empresas, que generan riqueza. Lo que si se requiere es que se den los principios de planeación, organización, dirección y control y no sean petristas como lo presenta la burrada de carrotanques de la Guajira o “la pretenciosa organización de salud para los profesores” que está más enredada que la partida de nacimiento del niño Jesús. Adelante empresario capitalista con todo un sentido humanitario.

*Contador Público. Asesor empresarial.