Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)En días pasados la ciudad de Curitiba en Brasil recibió el galardón World Smart City Awards 2023, la premiación a ciudades inteligentes más importante del mundo, destacando sobre ciudades como Barranquilla, Izmir en Turquia, Makati en Filipinas, Cascais en Portugal y Sunderland en Inglaterra, debido a las estrategias y planeación en proyectos, iniciativas e implementaciones de políticas para los ciudadanos que incluyen espacio público con múltiples parques y zonas verdes que no solo generan espacios vitales para sus habitantes, también se constituyen como barreras de protección ante posibles inundaciones debido a su ubicación geográfica; programas de economía circular que datan de los años 70s y un sistema de desarrollo territorial basado en el transporte público que inició desde mediados del siglo pasado y se materializó con la puesta en marcha de un sistema de transporte masivo similar al Transmilenio o Metrolínea, combinado con ciclovías y peatonalización de calles, que para sorpresa de los bumangueses funciona a la perfección, entre otras estrategias de ciudad.
Si bien el reconocimiento ganado por la capital del Estado de Paraná no es sorpresa por el proceso de construcción que han traído desde la prefectura del famoso urbanista Jaime Lerner, es de destacar la nominación de una ciudad colombiana que hasta hace un par de años estaba en ley de quiebras y que con el aumento del recaudo gracias a la actualización catastral, manejo responsable del Impuesto predial que permitió mayor inversión y pago de deudas, aunado a un equipo de trabajo que se ha mantenido en el tiempo y la visualización de un proyecto de ciudad, se ha generado un cambio de 180° en la capital del Atlántico, digna de felicitar y de tener como ejemplo, siempre salvando las diferencias demográficas, de idiosincrasia, culturales, sociales y geoespaciales, al momento de implementar políticas públicas similares en nuestros territorios.
Teniendo en cuenta lo anterior y la promesa de campaña en años anteriores de tener una “Bucaramanga Inteligente” o la Barcelona de Sudamérica con la implementación de tecnología para la administración y desarrollo del territorio, antes de hablar de Smart cities o ciudades inteligentes, es necesario determinar si nuestros municipios, termino legal acuñado en la normativa como entidad territorial fundamental de la división político – administrativa del Estado colombiano, son ciudades. Para el urbanista catalán Manuel Castells, “La ciudad es y ha sido el lugar que explica la transformación de nuestra sociedad y el territorio donde se materializa su desarrollo a nivel político, económico, social, tecnológico y cultural”, y para Richard Sennet “es la creación del hombre para el hombre más grande y compleja que ha realizado. En ella las personas se convierten en ciudadanos buscando el anonimato, la diversidad y la libertad en un entorno compartido. Las ciudades también son los lugares de la lucha colectiva y la solidaridad, y el entorno con el potencial para hacer a los seres humanos más complejos.” En la actualidad, conceptos como innovación, conectividad, densidad, comunidad, vida social, desarrollo, innovación, inclusión, justicia social, crecimiento, son inherentes a la ciudad misma; razón por la cual, pequeños núcleos con poco desarrollo son considerados en la jerga popular pueblos, y asimilamos a los altos niveles de población el concepto de ciudad a pesar que no cumplan con muchos de los términos antes descritos. Entonces, en la región tenemos un par de casi – ciudades que cumplen estándares poblacionales sin atender conceptos básicos que hacen de una porción de terreno, una verdadera ciudad.
Ahora, si bien nuestros municipios no cumplen a cabalidad con los estándares inherentes a una ciudad, pensar si son territorios inteligentes, es un reto más difícil de determinar. Para la Comisión Europea el concepto de ciudades inteligentes se resume en “Redes inteligentes de Transporte Urbano”, dentro del concepto global de integración de las tecnologías digitales en redes, servicios e infraestructuras de las ciudades haciéndola así más eficientes y vivibles en beneficio de sus habitantes y empresas. Teniendo en cuenta lo anterior, a pesar de los ingentes esfuerzos que ha hecho la Alcaldía de Bucaramanga que ha llevado a ocupar el tercer puesto en la medición realizada por el Índice de Ciudades Modernas en cabeza de Planeación Nacional, el estado de la movilidad en la capital del departamento y su área metropolitana desdice lo anterior.
Una ciudad inteligente no son exclusivamente tecnología. Las cámaras de seguridad son un medio de prueba más no impiden que la inseguridad continúe campante sin una política integral que la combata, tampoco es sistematizar proceso que se vuelvan más complejos para una comunidad que en muchos casos es analfabeta, no es la creación de una red de semáforos y foto multas que sancionen a conductores que no respetan la autoridad o zonas de wifi en parques con niños en colegios sin la oportunidad de acceder a internet y lo más importante, dar un uso adecuado en pro del conocimiento. No es una ciudad administrada por la tecnología bajo la dictadura de los datos como lo establece el filósofo coreano Byung - Chul Han en su libro INFOCRACIA, toda vez que, estas son apenas herramientas que no sustituyen a seres humanos pensantes, con ideas, que construyan proyectos de ciudad - región y evolucionen más allá del uso de la tecnología.
Si queremos ciudades inteligentes se requieren comunidades comprometidas, un sector privado participativo y líderes políticos capaces, ávidos por el conocimiento que, desde las ideas, el pensamiento y la crítica promuevan de forma paralela el desarrollo económico a través de un manejo efectivo del poder del Estado, la justicia social y el desarrollo sostenible. No será posible crear Smart Cities, si no cambiamos el paradigma de planificación del territorio, si nos quedamos en modelos caducos como desarrollar ciudades alrededor del vehículo particular en detrimento del medio ambiente o la centralización en la región que impide el crecimiento de otros municipios. De nada servirá invertir en tecnología como herramienta si no contamos con un proyecto dirigido desde un equipo humano que la sepa utilizar y una comunidad que la legitime y se beneficie de ella.