Tensión al máximo antes de la final de la Copa del Rey entre Real Madrid y Barcelona

La final de la Copa del Rey entre el Real Madrid y el FC Barcelona, prevista para este sábado 26 de abril en el Estadio La Cartuja de Sevilla, ha quedado eclipsada por un escándalo sin precedentes que involucra a los árbitros designados y a la directiva merengue. A pocas horas del decisivo encuentro, un duro comunicado oficial del Real Madrid ha desatado una crisis institucional que podría derivar, incluso, en la no presentación del equipo blanco.

La polémica estalló tras unas declaraciones ofrecidas por Ricardo De Burgos Bengoetxea —árbitro principal de la final— y Pablo González Fuertes —encargado del VAR— en las que denunciaron presiones, insultos y amenazas a raíz de los constantes señalamientos públicos desde el canal oficial del club blanco, Real Madrid TV. Visiblemente afectado, De Burgos se quebró en una conferencia de prensa al relatar el impacto que las críticas han tenido en su familia: “Cuando un hijo tuyo llega llorando del colegio porque le dicen que su padre es un ladrón, eso es muy jodido. Yo solo intento educarlo para que sepa que su padre es honrado”.

La respuesta del Real Madrid no se hizo esperar. En un comunicado difundido horas después, el club calificó las palabras de los árbitros como “inadmisibles” y denunció una “clara y manifiesta animadversión y hostilidad” hacia la institución. La directiva merengue solicitó a la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) la sustitución inmediata de los árbitros designados, lo cual fue rechazado de forma tajante por el ente rector del fútbol español, que se pronunció asegurando que “no va a bailar al son que marque ningún equipo”.

La tensión escaló aún más cuando el diario catalán Sport y la emisora Radio Marca informaron que el Real Madrid se plantea no presentarse a disputar la final. Si bien esta posibilidad no fue mencionada directamente en el comunicado oficial, el equipo de Carlo Ancelotti canceló su rueda de prensa prevista junto a Luka Modric, no realizó el entrenamiento en La Cartuja y su presidente, Florentino Pérez, se ausentó de la cena oficial de la final. En su lugar asistió Emilio Butragueño, mientras que Joan Laporta, presidente del FC Barcelona, confirmó su presencia.

El técnico blaugrana, Hansi Flick, tomó distancia del conflicto y expresó su apoyo al cuerpo arbitral: “No está bien hablar mal de los árbitros. Es solo fútbol. Necesitamos proteger a todos, también a los jueces. No podemos no respetarlos”.

A la polémica se sumó el presidente de La Liga, Javier Tebas, quien criticó con dureza —sin nombrarlo directamente— a Florentino Pérez a través de su cuenta de X (antes Twitter): “No protesta, presiona. No se queja, amenaza. No discrepa, castiga. No quiere mejorar el fútbol, quiere su fútbol”. Tebas también denunció el constante acoso al estamento arbitral por parte del canal oficial del Real Madrid y cuestionó la actitud del club ante los eventos oficiales previos a la final.

Todo comenzó con un video emitido por Real Madrid TV, en el que se repasaban los antecedentes del árbitro De Burgos Bengoetxea, destacando que el equipo blanco apenas había ganado el 64% de los partidos con él, mientras que el Barcelona alcanzaba un 81% de victorias. A partir de ahí, el ambiente se tornó cada vez más tenso.

La RFEF, por su parte, ha reafirmado que el partido se disputará como estaba previsto, aunque el foco ya no está únicamente en el espectáculo deportivo sino en una crisis que cuestiona la integridad del arbitraje y la relación institucional entre los clubes y los organismos que rigen el fútbol en España.

A esta hora, se mantiene la expectativa sobre si el Real Madrid efectivamente se presentará a jugar la final. El mundo del fútbol observa con atención lo que podría convertirse en un antes y un después en la historia del deporte español.