Resumen
Tras un periodo tumultuoso en OpenAI, su CEO y cofundador Sam Altman vuelve tras ser destituido. Microsoft intentó usar la situación para atraer a altos ejecutivos de OpenAI. La situación resalta cómo empresas tecnológicas dominantes controlan el desarrollo de IA avanzada.
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)
Los teatralismos del aparente colapso de OpenAI, con el despido de su CEO y cofundador Sam Altman, la dramática oferta de Microsoft para atraer a sus principales ejecutivos y personal, y el triunfal retorno de Altman tras la destitución de la junta, tienen todos los elementos de un taquillazo de Hollywood.
Sin embargo, este drama debería centrar la atención en la tiranía de los titanes tecnológicos que controlan aspectos críticos del ecosistema de IA.
OpenAI ha desarrollado algunos de los modelos de lenguaje de gran escala más avanzados y productos de inteligencia artificial pioneros, como el generador de texto ChatGPT y el generador de imágenes Dall-E, responsables de convertir la IA generativa en un término familiar y de llevar la discusión sobre los riesgos de la IA a las conversaciones de cena.
Aunque OpenAI está en el foco de atención, Microsoft ha desempeñado un papel principal en este drama. Microsoft intervino para adquirir a los ejecutivos destituidos y crear una nueva división de investigación en IA para que la lidere Altman, con cientos de empleados dispuestos a seguirlos. Microsoft dijo estar listo para contratarlos a todos (aunque probablemente tendrían que esperar hasta el nuevo año, cuando entre en vigor la prohibición de no competencia en California) y tiene el efectivo para cumplir tal promesa.
Resulta que Microsoft no tendrá que asumir todo el elenco de personajes, ya que Altman está listo para regresar a OpenAI bajo un nuevo liderazgo de la junta, lo que debería permitir a Microsoft mantener su relación privilegiada sin asumir ninguna responsabilidad por los costos de los empleados o la investigación y desarrollo. De cualquier manera, es un ganar-ganar para Microsoft.
En el fondo de estos teatralismos hay preguntas sobre el poder: el poder sobre los recursos necesarios para desarrollar sistemas avanzados de IA y el poder de decidir cómo equilibrar los daños actuales contra los riesgos futuros y dar forma al futuro de esta tecnología.
Los vastos recursos necesarios para desarrollar, entrenar y ejecutar modelos de IA de vanguardia recompensan la escala e incentivan a las empresas a buscar el dominio del mercado, como detalla el Open Market Institute en un informe reciente. Una forma en que las empresas hacen esto es aprovechando asociaciones, inversiones y adquisiciones para establecer control y obtener acceso.
OpenAI ha recibido más de $13 mil millones en inversiones desde 2019 de Microsoft, que supuestamente adquirió un 49% de la empresa y el derecho al 75% de las ganancias de OpenAI. Microsoft también aseguró ser el único proveedor de la nube de OpenAI, asegurando millones de dólares en valor dada la inversión computacional involucrada en ejecutar productos de IA generativa.
Aunque se presenta como una asociación, el acuerdo parece más una "adquisición asesina" que le da a Microsoft un acceso sin precedentes a un unicornio tecnológico que estaba en camino a una valoración multimillonaria antes del sacudón.
