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¿Por qué van a las guerras?

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Resumen

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Por: Alberto Ramos Garbiras. La guerra desde afuera la vemos cómo el ejército de un país que invade otro país y no conocen a los que van a matar porque, son reclutados en nombre de la patria que los envía a exponerse para que otros digan que les asiste la razón de Estado, mientras esconden los intereses geopolíticos o los intereses económicos de castas que insuflan la guerra, o la ambición personal del gobernante para mantenerse en el poder.

Por esas órdenes que les dan a jóvenes que no conocen de políticas públicas, o de política internacional, los jóvenes y los reservistas que se ven en riesgo se vuelven remisos o huyen de la conscripción, del reclutamiento forzado, o del regreso a las filas.

La clase dirigente o el mandatario de ese país que asume la jefatura del Estado llega a creerse superior a todas las clases sociales, se encuentra en ocasiones con quienes sienten que van a ser utilizados, entonces desobedecen, eluden la prestación del servicio militar, o la población se resiste en las calles para que no envíen a sus hijos al matadero de la guerra.

Otros no tienen capacidad para eludir el reclutamiento y creen en los símbolos patrios y son carne de cañón en una guerra ajena.

Los remisos en Rusia han sido muchos y otros escapan estando ya en los campos de batalla. A nivel interno, en Colombia, por ejemplo, tanto en las guerras civiles del siglo XIX y el los conflictos del siglo XX, los campesinos han sido utilizados por las partes contendientes para que se enfrenten entre sí.

La guerra es una forma de resolver las pretensiones de un Estado sobre otro Estado, inclusive cuando se ha agotado la vía diplomática o los intentos de arreglo jurídico.

En el caso de estas dos guerras recientes, la emprendida por Rusia contra Ucrania, y la desatada en Israel contra Palestina, al mirarlas retrospectivamente se encuentras reclamaciones por tierras, linderos y riquezas naturales.

También se pueden ver los intentos de solución que se truncan por intransigencia o por apetencias geopolíticas.

Cuando se declara la guerra el retador siente que no vale la pena dialogar más, que las razones expuestas fueron negadas, o que los intereses contrarios se afianzan y los valores económicos de quienes hacen los cálculos para proseguir las negativas, son indesmontables.

Entonces al declarar la guerra arrastran a los que nada tienen que ver con esas razones y exposiciones, son los campesinos y jóvenes de estratos bajos que no pueden eludir el servicio militar obligatorio regulado por funcionarios y militares que también obedecen a las cúpulas gubernativas que tienen fines torticeros.

Rusia no concibe a una Ucrania europeizada y miembro de la OTAN. Israel no cedió a los intentos de la conformación de los dos Estados y siempre aumentó los territorios de Palestina; su empoderamiento como Estado aliado de los EEUU hizo que se considerara intocable por el apoyo en el Consejo de Seguridad, y su armamentismo nuclear ha servido para doblegar y amenazar permanentemente. Ahora solo pretende el exterminio, en esta guerra de aplastamiento.

Los amigos de la paz, los pacifistas, los defensores de los derechos humanos, los demócratas, no soportamos ver una guerra de exterminio donde se desconoce todo el derecho internacional y se toman a los civiles como objetivo militar para vencer a la contraparte que, ve morir a su población sin ser combatientes. Esa es una inequidad y un grado de barbarie que rompe los límites de las acciones bélicas.

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