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En medio de las peleas se conocen las comadres

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Resumen

Durante debate de control político celebrado ayer en el Congreso de la República, salieron a flote los comportamientos de ciertos alcaldes de las zonas cocaleras del Cauca y Nariño, que son empleados de la guerrilla.

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El temor a que se descubran los secretos financieros de la pasada campaña presidencial, mantiene amarradas las determinaciones que debería tomar el presidente de la república, inmerso en el torbellino de sus monstruosas equivocaciones, al aceptar dineros provenientes del narcotráfico, de las disidencias de las FARC y de otros grupos armados ilegales, que manejaron miembros de su entorno familiar, con el cuento de la ‘Paz Total’ que le está costando al país la destrucción de sus instituciones.

Lo ocurrido en el Cañón del Río Micay, santuario de la producción de cocaína y donde rechazan el ingreso de las fuerzas militares y de policía, es una demostración del vacío de autoridad que estamos padeciendo, porque el jefe de la administración central parece muy comprometido con los grupos terroristas de extrema izquierda, que con la defensa del ‘Estado de Derecho’.

Durante debate de control político celebrado ayer en el Congreso de la República, salieron a flote los comportamientos de ciertos alcaldes de las zonas cocaleras del Cauca y Nariño, que son empleados de la guerrilla, unos títeres de la delincuencia organizada, algunos de ellos al servicio del terrorista ‘Iván Mordisco’ y otros muy comprometidos con las guerrillas del ELN, que se creen dueños de medio país.

Es evidente la complicidad del gobierno del presidente Petro, comprometido con las guerrillas del autodenominado ‘Ejército de Liberación Nacional’, que nunca han querido desmovilizarse y a sus comandantes les gusta jugar a la guerra para levantar unos dineros malhabidos de las plantaciones de coca, amapola y heroína, donde reciben millonarias fortunas que les permiten vivir a la sombra de sus cómplices en la vecina república de Venezuela.

El señor Petro ha querido ‘hacer la paz con todos’, pero ha fracasado en su propósito, porque se trata de un negocio lucrativo adoptado por miembros de la familia presidencial para enriquecerse y llevarse sus capitales a los paraísos fiscales del mundo.

El daño moral que le han hecho al país desde la presidencia de la república, es inmenso y tenemos en las universidades públicas grupos de muchachos que prefieren enrolarse al negocio de la droga, que luchar por la purificación de las costumbres políticas, cuando son unos títeres del régimen comunista mundial que le han puesto precio a la democracia latinoamericana.

El secuestro de ganaderos, hacendados, educadores, comerciantes e industriales ha reverdecido en el país, porque el presidente Petro mantiene el silencio cómplice con los bandidos de las FARC y del ELN, para darles dominio territorial en regiones del país que como Caquetá, Vichada, Putumayo, Vaupés, El Catatumbo (Norte de Santander) es una ventaja para las economías campesinas que prefieren contemporizar con la guerrilla, que les impuso la ‘pena de muerte’, mientras a los soldados y policías de esta adolorida patria colombiana no los dejan disparar las armas de la nación, para liquidar estos rezagos del terrorismo criollo que han vuelto a revivir por la complicidad del actual gobierno.

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