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Señor Empresario

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Resumen

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Por: José Caicedo Solano*. Santa Cecilia es la virgen de los músicos, proclamada en 1594 por el Papa Gregorio XIII. Esta histórica mujer, había nacido en año 180 después de Cristo y muere un 22 de noviembre del año 230, a la edad de 50 años. Dada esta fecha (22 de noviembre), se señala como el día del músico y el cantante por la creencia equivocada que santa Cecilia era una gran ejecutora del órgano y otros instrumentos, además de expresar grandes canticos. En su honor se erigió la Basílica que lleva su nombre, en la ciudad de Roma, en el siglo V.

La verdad es que ella ni cantaba ni tocaba ningún instrumento. Lo que pasó es que se casa con un señor de nombre Valeriano y siendo ella muy pura y muy virgen en su pensamiento religioso le cantaba a Dios: “Guarda señor mi corazón y mi cuerpo inmaculados, para que no me confunda”. Aquí, se cree, qué, a pesar de amar a su Valeriano, concebía el sexo como un pecado, pero que no podía zafarse de él. Nuestro personaje muere torturada por los romanos, que la masacraron para que confesara que ella era la autora intelectual de la muerte de su “querido esposo Valeriano” y su “apreciado cuñado.” Algunos historiadores dicen que fue ejecutada por el imperio romano, por estar en el cristianismo.

La oración y la música conjuntamente con el canto, es la mayor sublimación del alma y del espíritu. La naciente cristiandad, cuando iba a ser ejecutada por los del poder del imperio, paganos ellos, entonaban canticos de alabanza a Dios. Hoy en día, todas las religiones y no religiones como el deporte, la política (“Glorioso azul conservador”), la nacionalidad, expresan su sentimiento a través de los himnos y cantos de compromiso y felicidad. En los animales de pequeña estatura, también se sienten los canticos, como el de las ranas, croando en busca del sexo de su par “rano” masculino. Se cree, que en los animales no existe los “no binarios”. Se dice que Simón Bolívar al entrar su tropa en batalla, no entonaba la marcha marcial, sino bambucos y pasillos, para que los soldados, un tanto analfabetas, conllevaran más la atracción sobre su terrenito, llamada patria chica, que por los sonidos de guerra importados.

La serenata marca un hito muy importante, que la historia nos trae a través de las obras literarias, entre otras la de Romeo y Julieta y los grandes guiones de las películas mejicanas en donde la niña del convento se abrazaba con la madre superiora y ambas lloraban, por el cantico de su galán, en todos eran pobres, pero sabían cantar cual Pavarotti. Toda esa expresión que se llama música, ha tenido una evolución, muchas de ellas fantásticas y otras un tanto vulgares como el reguetón, en donde se conjuga la grosería y no hay pudor sobre lo más íntimo que es la sexualidad. No creo que la Virgen Cecilia apruebe esta clase de canticos, expresiones de mal gusto, sin entrar a ser mojigatos, pero respetuosos, sobre todo de las damas que llevan en su corazón el deseo de ese hombre desnudo, pero que al expresarlo en público es una manifestación vulgar. Mis oraciones santa Cecilia, de parte de este amigo que le encanta tocar, cantar, fumar y tomar en ese mundo de la bohemia que es universal, y que por tanto en el cielo la iremos a encontrar.

*Contador Público. Asesor Empresarial. jcaicedosolano@gmail.com

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