Barbosa: candidatos campeones mundiales

Por: José Oscar Fajardo.

Crazy Port es un pueblo único en su género, que también es conocido como El Manicomio más grande del mundo, y que, curiosamente, nada tiene qué ver en realidad con locos recalcitrantes. Fue fundado por una sarta de exconvictos de origen ibérico, poco aristocráticos, en cambio sí un tanto salvagizados. Dicen que ellos trajeron la peste bubónica, la lepra, el escorbuto y otras joyas infectocontagiosas. Y quién sabe cuántas más que nadie ha denunciado.

Yo no creo nada de eso porque tengo entendido que los españoles no eran así de pichurrias. Pero también es cierto que nuestros aborígenes tampoco eran leprosos, ni escorbutosos, ni bubonicócitos, ni mucho menos corruptopitócitos.

Entonces se presenta una dualidad filosófica que, para explicarla, tenemos que recurrir al Materialismo Histórico con el fin de poder darle una explicación científica. La primera deducción que se ha verificado es que, de manera definitiva y cortante, en Crazy Port no hay transeúntes completamente locos. Sólo los hay en cierto grado que no alcanza cifras importantes.

Lo único que yo veo de raro, así como preocupante, pero tampoco para obnubilarse de neurosis, es que, sí hay muchos candidatos y estos sí completamente chatarrizados de su masa encefálica.  Me refiero a candidatos no a la alcaldía ni al concejo municipal. No. Faltaba más.

Acá lo que sobran son candidatos a multimillonarios petroleros, a parasicólogos mentalistas, a reinas de belleza como la señorita Pozo Negro (vereda), a traquetos sin un peso, a vendedores callejeros de todo tipo de medicamentos incluidos ungüentos para dolores en el alma con esta escasez, no de trabajo sino de plata. Además, candidatos a mecánicos y chaceros, a velocistas en los cien metros para huirle a las culebras, a concubinas de maridos aburridos, a prestamistas goteros, y así sucesivamente. Pero locos en sí, así que se diga locos, locos, locos, no hay. Eso sí para qué.

Claro que lo que sí debo reconocer es que, hay un resto de candidatos a la alcaldía y al concejo municipal con unas plataformas políticas, unos programas de gobierno y unos cálculos electorales, que es como para uno reventarse de la “gonorrisa”.

Un candidato a la alcaldía, que consulté personalmente, me dijo que no tenía Capital para la campaña, ni asesores políticos, ni mucho menos seguidores, pero sí contaba con un brujo que se sabía todos los secretos del universo y que le iba a hacer un trabajo metafísico para arrasar con toda la oposición el día de las elecciones. Eso sí no le busque, me dijo. Como saber que hay mandarinas dulces, remató su tesis.

Otro argumentó que él aspiraba a obtener el poder por herencia, sangre y linaje, porque, él sí era legítimo barboseño; como en Inglaterra, me comentó con la frescura de un congresista.

Un aspirante al concejo con enormes conocimientos Lombrosianos del derecho penal y de la política, aseguró ser un émulo legítimo de Jorge Eliecer Gaitán, y que a través de una tutela dialéctica que él mismo iba a formular, estaba seguro de poder acceder al poder. Él dijo que era una tutela, pero yo sé bien que se trata de una triquiñuela.

Un candidato más, aproximadamente honrado, aspirante a la alcaldía, me dijo con una sinceridad que yo creo que no la tuvo ni Sor Teresa de Calcuta, que “la obsesión” de él es, ya agarrado al poder, “torcerle las pelotas” a esa manada de… y dijo una palabrota que, aunque no la escuché bien, creo que terminaba en utas. Tampoco me aclaró a quién se refería con, “esa manada de utas”. Y así con esas “Filosofías” deambula un gran número de candidatos que ya hoy son campeones de la ñonga o de la rana.

Pero locos, así que se diga locos, locos, locos, eso sí en realidad, no. De golpe sí uno que dice comprometerse a levantar un hospital de cuarto nivel, pero si lo dejan a él ser el primer médico director, ya que es un experto en Metafísica y Parasicología, y además la plata le produce vómito y pedorrera.