Resumen
Generado por Inteliegenica Artifical (OpenAI)Juan Guillermo Zuluaga plantea que para volver a estabilizar el país y conducirlo a los caminos de la institucionalidad, se debe dejar a un lado los odios y las discrepancias políticas, porque primero hay que pensar como Nación y luego actuar como sociedad unida.
Expresa que con esa misma vehemencia que se pide para recuperar la seguridad, hay que mirar los temas sociales, porque esos sectores vulnerables y vulnerados, hay que “visibilizarlos y no utilizarlos como perversamente hace el Gobierno actual”.
Sobre el camino a seguir y en un inmediato futuro, que es ya, el exgobernador del Meta señala que “es la ponderación y también la firmeza, y no hablo de la clase política solamente, sino de los ciudadanos del común a los cuales la clase política les genera hastío, animadversión, por tantos problemas de corrupción, por malos manejos y por todo lo que el país conoce. Aquí hay que sintonizarnos con la sociedad en todos sus niveles y hacerle frente y llamar la atención sobre qué es lo que hace este Gobierno. Retroceder es acabar el empleo, la economía”.
Feliz con el caos
El panorama que presenta en la actualidad Colombia, respecto al Gobierno de Gustavo Petro, para Juan Guillermo Zuluaga, es la copia espejo de lo que se hizo en Venezuela porque Petro “es feliz con su modelo de gobernar en el caos, es anarquista. Él gobierna en la anarquía. A eso tenemos que hacerle frente en democracia, con ideas. Alguien, alguna vez me dijo ‘blandito con las personas y duro con las ideas’ y en eso tenemos que hacer el esfuerzo de sintonizarnos y conectarnos, de la mejor manera, para salvar el país”.
Para Zuluaga, hay que desterrar el odio y el miedo de la política y enfocarse en las necesidades del país, de los colombianos, en el futuro de los jóvenes y en el progreso, como Nación, para ser más productivos, más propositivos y cambiar el discurso que se ha empleado en las últimas campañas electorales porque “han estado marcadas por un foco con el cual nos asustan. ‘Ojo que no nos volvamos como Venezuela’, eso nos está pasando. Lo vemos en las calles, lo vemos con lo que hacen con las instituciones, como persiguen empresarios, como acaban el empleo. Eso que antes era un foco, hoy es una realidad. Se repite el libreto, en Colombia, que usó el gobierno de Chávez y que se repite ahora con la perversidad del gobierno de Maduro en Venezuela. Están aplicándonos el mismo libreto. Confío que en el 2026 el país va a estar unido para hacerle a esa nefasta realidad”.
Si nos acobardamos, nos fregamos
Para el exgobernador del Meta su vida política no ha estado tachonada de rosas, pero sí de varios intentos por acabar con su vida. Ataques directos contra su humanidad, de los cuales salió ileso protegido por Dios y por el blindaje de sus camionetas.
¿Usted le tiene miedo a la muerte?
“Alguien dijo alguna vez, que ‘ante los designios de Dios, al tema de la muerte hay que tenerle respeto’. A mí me gusta la vida. A mí me gusta vivir. He tenido muy cerca la muerte, porque me han hecho atentados en varias ocasiones, he sentido el ruido y el estruendo de la pólvora y de los artefactos explosivas muy cerquita. Nos han cogido el carro de tiros, he recibido amenazas de ‘Iván Mordisco’, de ‘Iván Márquez’, de ‘Calarcá, y de toda esa caterva de bandidos, que le han hecho tanto daño al país, me han hecho sentir la muerte cerca, pero no puedo tenerle miedo, pero sí le tengo mucho respeto. Si en este país nos acobardamos, nos fregamos aquí hay que estar parados de frente”.
Un país con regiones adultas
Durante la anterior semana se reunió en Bucaramanga el Senado de la República, junta en la cual se dijo que una de las grandes equivocaciones, de nuestro país, fue haber creído en el centralismo de los países liberado por la espada de Simón Bolívar y también se habló sobre crear regiones autonómicas.
¿En dónde se sitúa usted con respecto a esas propuestas y a la visión que desde el Congreso se tiene del país?
“Creo que los caminos están encontrándose. Desde la Constitución del 91 empezamos a hablar de autonomía, del concepto constitucional de una República unitaria, pero con autonomía descentralizada. Todavía las regiones de Colombia tenemos que ir a Bogotá para pedir permiso para que manden a un profesor, a pedir permiso para que dejen construir un hospital, para que nos den la viabilidad técnica para hacer una vía en nuestro propio territorio. Acá hace carrera una frase que dice ‘Dios está en todas partes, pero atiende en Bogotá’ y todas las semanas hay romerías de Alcaldes y Gobernadores que tienen que ir a Bogotá a mendigar de oficina en oficina para que desde esos fríos escritorios de tecnócratas, miren hacia las regiones”.
¿Siente que existe un desdén o desprecio hacia las regiones?
“Claro. Este Gobierno, sobre todo este, mira con tanto desprecio a la región, que no une a los que hablan de federalismo o de regiones autonómicas o a los hablamos de autonomía fiscal. Tenemos que lograr que, por lo menos, lo que se recauda en renta y patrimonio en las regiones, les permitan a estas disponer de estos recursos. Que las regiones tengan mejores condiciones para superar sus problemas. Que nos respeten. Que el centralismo nos vea como adultos, no como niños chiquitos y, bajo la excusa que han utilizado por años de que en las regiones hay corrupción, bloquean todo, sin reconocer que los peores escándalos de corrupción, en este país, han sido en el a nivel central”.